Hoy es un día para celebrar la valía de las mujeres pero también para concientizar sobre las desigualdades y violencias que se ejercen sobre ellas. Todo el día pensé en esto. Quizás porque además de ser mujer y tener una hija mujer también tengo una hija mujer con discapacidad. Y es que en el mundo en que vivimos las mujeres y las niñas con discapacidad experimentan una discriminación por partida doble.
Si las oportunidades laborales son más bajas para una mujer, son aún más bajas para mujeres con discapacidad, por ejemplo. ¿Sabías que la tasa mundial de alfabetización de este grupo es de tan solo el 1%, según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo? Desigualdad, discriminación, femicidios, violencia, abusos, corre para todas las mujeres, aunque las que tienen una discapacidad se ven más expuestas aún.
Por eso es un día para alzar la voz, gritar para defender los derechos de todas las mujeres. Necesitamos un gran cambio que haga realidad la igualdad de derechos de mujeres y hombres, y la visibilización de las problemáticas que enfrentamos las mujeres cada día: menores oportunidades de trabajo, puestos menos calificados, trabajo más precarizado y menos paga, en lo que respecta a la dimensión de lo laboral. Y muchas veces también postergación de una carrera, profesión o desarrollo personal o directamente sin alternativas para desarrollarse profesionalmente, por ejemplo.
Somos las mujeres, también, las que hacemos las tareas domésticas, cuidamos a los niños, a los enfermos y a los adultos mayores. Las que tenemos trabajo e hijos nos vemos sobrecargadas de obligaciones y tareas y vivimos tratando de equilibrar la vida laboral con la familiar haciendo malabares.
Sin embargo, yo soy muy afortunada porque pude decidir cómo quería que fuera mi proyecto de vida. En este sentido, además del reclamo hago el lugar para la celebración en este Día Internacional de la Mujer porque pude romper los mandatos sociales y tener una hija sin pareja en una sociedad que todavía enseña que la familia tradicional es la ideal, que sin un hombre no hay sostén y bla bla bla.
Yo me siento orgullosa de mí, de la vida que construyo cada día y de mi hija, que no tuve que esconder porque nació de una fertilización in vitro, ni porque la tuve sola, ni porque recurrí a un donante, ni porque nació con una discapacidad. Me siento muy orgullosa de ella, de haberla elegido. Así como es, es perfecta!
Mi abrazo fuerte a todas las mujeres que dan lucha aún en las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Mi agradecimiento y mi amor a dos mujeres que dejaron y dejan huellas en mi vida: mi abuela Lidia y mi mamá, una de las mujeres más importantes para mí y para mi hija. Y todo mi amor incondicional, por supuesto, a la mujer que, sin dudas, es la mujer de mi vida: Faustina.
Dale "Me gusta" en Facebook: Mi Vida con Faustina
Seguinos en Twitter: @MividaconFausti
Entrá a nuestro Blog: www.mividaconfaustina.blogspot.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario