viernes, 18 de septiembre de 2015

El crecimiento de los hijos: de alegrías y tristezas

"Ayer miraba cómo dormía Faustina y me puse a llorar. No sé. Me emocioné", le dije a mi amigo Marcelo. "Pero, ¿qué es lo que te dio angustia?", me preguntó. "Que crezca", le respondí.

Me siento como en un sube y baja. Me da mucha alegría ver crecer a Faustina. La felicidad es enorme. El día a día es una experiencia increíblemente fascinante para mí. Pero verla crecer también tiene su lado angustiante: ya dejó de ser bebé y eso me trae nostalgia.

"Quedate tranquila", me dijo mi amigo, "los papás pasamos por eso. Siempre lo vas a sentir. Lo bueno es que cada etapa tiene su encanto". Me quedé pensando en sus palabras y creo que tiene razón. Faustina cerró una etapa para dar comienzo a otra nueva.

Mi hermosa hija ya quiere caminar y hace avances increíbles cada día. Se comunica de otra manera, entiende todo y se comporta diferente. Y hasta le está por salir su primer diente! Ya quedaron atrás muchos grandes y pequeños hitos de su desarrollo: tomar pecho, sus primeras sonrisas, abrir sus manitos, su primera comida, que lograra sentarse, el gateo...

A pesar de que celebro mucho verla crecer, no puedo dejar de emocionarme cuando pienso que todo pasa muy rápido y que su crecimiento no solo tiene que ver con su desarrollo sino también con los momentos que vivimos juntas cada día. Los hijos crecen y también crece nuestro amor por ellos y el vínculo que nos une.

Y también aumenta el tamaño del baúl donde vamos guardando todo lo vivido, tanto esos momentos que atesoramos y que se convierten en recuerdos maravillosos como lo que nos hizo sufrir o emocionarnos hasta las lágrimas. Pero por suerte la balanza siempre compensa para el lado de la felicidad porque se disfruta más de lo que se sufre!

Hoy siento que, en estos 17 meses que pasaron desde que nació Faustina, mi vida cambió rotunda y definitivamente. Ella la hace más linda, divertida y asombrosa, y como si eso fuera poco, además, me convirtió en la mamá que esperaba ser. Y me siento feliz con ello. Aunque a veces llore.

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