domingo, 29 de mayo de 2016

La escuela inclusiva como modelo para nuestros hijos

Hace poco una compañera de trabajo me contaba que en la escuela a la que asiste su hijo hay chicos con discapacidades intelectuales y motrices que van cada día a sus clases como los demás. La charla siguió y entonces le pregunté por qué razón había elegido esa escuela. Yo quería saber si el hecho de que fuera una escuela inclusiva había pesado en su decisión de educarlos allí: "la elegí porque me parece importante que mis hijos sepan que las personas somos distintas y que esa diversidad es la que nos enriquece", me dijo.


Tomar esta decisión cuando los padres no tienen un hijo con discapacidad es realmente notable. Porque las mamás con hijos con discapacidades buscamos escuelas que los incluyan pero quienes no tienen hijos con necesidades especiales no tienen por qué hacerlo. ¿No tienen por qué hacerlo? En realidad, todos deberíamos reclamar aulas inclusivas, tengamos o no hijos con discapacidad.

Mientras que los padres que no tienen hijos con discapacidad no tienen que estar sorteando esta barrera, la gran mayoría de papás de chicos con discapacidad peregrinan por una vacante, aunque es Ley en Argentina que todos los chicos tengan el mismo derecho a ir a clases y que las escuelas son las que deben adaptarse a sus necesidades. Sin embargo, la mayoría de las instituciones educativas ponen serias trabas a este derecho.

Pero, ¿qué lleva a una persona que no tiene hijos con discapacidad a buscar una escuela que sea inclusiva? Maru me dio la respuesta: "me parece un valor muy importante para que se eduquen mis hijos", me contestó. "Es la única forma de que conozcan la realidad, una oportunidad de interactuar con otras personas que tienen una experiencia de vida distinta o desde otro lugar", reflexionó.

Las escuelas son para todos y todos las construimos con nuestra mirada e intervención. Somos todos los que salimos ganando y realmente nos enriquecemos cuando convivimos a partir de la diversidad. Si no lo crees así, mirá este video de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires donde los alumnos del Instituto Educativo Modelo realizan un debate de su proyecto de Ley por la educación que incluya a personas con discapacidad en escuelas y cuentan cómo les cambió la vida tener un compañero con síndrome de Down, una muestra clara del enriquecimiento de todos cuando se cumple el derecho a la inclusión:



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miércoles, 11 de mayo de 2016

Los estímulos musicales en los chicos: Faustina canta y aprende


La música es un buen estímulo para los chicos. A través de ella, no sólo se divierten y disfrutan sino también aprenden, expresan, comunican y conocen. 

Desde que nació, a Faustina le cantamos mucho. Pero hace unos meses que hizo una explosión de habilidades que están vinculadas con las canciones y la música, con el desarrollo de capacidades auditivas, de comunicación y del lenguaje. 

En principio ya comprobé que desarrolló mucho su vocabulario. Muchas de las palabras que dice o intenta decir surgieron de las canciones. Las usa en el marco de los temas que canta pero ya las reconoce porque si le digo "navidad" (por ejemplo), aunque no estemos cantando, sabe de qué canción se trata.

Por otro lado el uso del cuerpo y el movimiento para “contar” cosas se fue desarrollando paulatinamente y lo que empezó con unas manitos que se movían, se abrían y se cerraban (que ella misma miraba asombrada) ahora se transformó en una revolución del cuerpo y los movimientos. 

Pero lo más sorprendente es que canta siguiendo el ritmo o por lo menos tratando de hacerlo. 
A pesar de que su experiencia musical es reciente (sólo lleva dos años!) ya canta muchísimas canciones y sabe los movimientos del cuerpo que trae cada una (es como si supiera todas las coreografías!). Es impresionante la cantidad de canciones que conoce y a veces me pregunto cómo es que puede memorizar tantas (porque se las conoce todas y les aseguro que son muchísimas las que cantamos). Y también me sorprende que sean tantas las palabras que repite. Verdaderamente me asombra.

Desde chiquita que le canto canciones, le muestro mímicas, expresiones, movimientos, entonación. Jugamos a tocar instrumentos, acompañamos con maracas, cascabeles o bolsitas con chapitas o panderetas (o cuaquier sonajero). También tocamos un xilofón y ollas, tablas y recipientes que funcionan a modo de tamborcito y sirven para la percusión.

Al año y medio empezó a mover sus manos y hacer las mímicas de las canciones que le cantaba o de los videos que le ponía con canciones infantiles. Panam, Topa, las canciones de la granja, las canciones mágica de Plim Plim, las de Adriana, las de Piojos y piojitos y algunas otras sonaban una y otra vez para el gusto de Faustina que aplaudía, sacaba y movía sus manitos y hacía todo lo que la canción pedía. Pero desde hace unos dos meses empezó a cantar! Sí! Al principio balbuceaba al ritmo de las canciones pero ahora ya dice el final de las palabras cuando termina cada frase.

Lo que hace es acompañar en el momento justo la entonación de la canción con la palabra que dice allí. Por ejemplo:
- "Que los cumpla" ella dice "ta" (por cumplas), "Feliz", "ii"
"Naa vii daaad, naa vii daaad" de Topa, ella dice "aa ii daa, aa ii daaa" (cantando, claro!).
- "En un barco cargado de leooones, llegaaaron los varooones, los queremos saludar: hoola nenes, cómo están? bien, bien requetebien", ella dice "oooé" (por leones), "egaaaon" (por llegaron)... daa (por saludar)... y así sigue con casi toooodas las canciones que le cantamos y que aprende en el jardín! 

Es muy divertido cantar con ella. Lo disfrutamos mucho. Nos parece increíble que ya esté tratando de seguir el ritmo y acompañe con el vocabulario! Realmente nos parece increíble! Además ya pide qué canción quiere cantar. "Cuál querés cantar, Fausti?": aa ii daa, dice ella o "mamá" (si dice mamá solo, es la de Panam; si lo dice moviendo las manos, es una canción donde hay un dedo que es la mamá). Y si no cantamos la que dice ella te lo hace saber. Dice "no", mientras mueve su cabeza negando que esa fuera la que había pedido.

También hace toda las mímicas de las canciones, toca partes del cuerpo, hace piruetas con las manos, estira, cierra, levanta, sacude, toca, aplaude, se mueve, frota o junta sus deditos si es necesario y lo pide la canción. El sonido de los animales y las onomatopeyas se incorporan en muchas canciones: si hay un lobo ella aúlla, ruge como el león, dice cua cua si se trata de un pato o miau de un gato, entre muchos otros animales.

Si bien baila y mueve el cuerpo al compás de la música, una de las cosas que noté es que, por ahora, su fuerte no es bailar sino que más bien está concentrada en repetir las palabras al ritmo de las canciones!


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