- Acá te dejo el platito, Fausti
- Gracias, mami
- Fijate que te puse el monedero para el kiosko en la mochila, hija
- Ahh, Gracias mami
- Mirá lo que te traje!?
- Ahh, mami, qué lindo, gracias!
Faustina dice gracias cada vez que le sirvo la comida, le doy una sorpresa, le llevo algo o termino de ponerle las zapatillas!
Le preparo una tostada, gracias, le sirvo jugo, gracias, termino de peinarla, gracias.
Estos me hace sonreír cuando la escucho y también reflexionar sobre la necesidad de terminar con un mito más sobre las personas con sindrome de Down: que son maleducados o no pueden aprender las normas sociales.
Yo te digo que sí pueden, pero claro, es necesario un contexto que enseña. No es casual que Faustina haya aprendido las normas sociales: agradecer, pedir permiso, esperar un turno, saludar, pedir ayuda o ayudar al otro, pedir disculpas... todo se aprende, y se enseña! Y en su caso, la familia y el jardín fueron los contextos para aprender (y seguir aprendiendo) a vincularse socialmente.
Cómo cualquier persona, aquellos que tienen síndrome de Down aprenden de acuerdo al trato que reciben de los adultos. Que tengan este Síndrome no significa que no puedan aprender las normas sociales.
Este aprendizaje lo hacen cuando hay un adulto que enseña. No hay que ser temerosos de que nunca las van a aprender. Muchas personas me escriben porque conocen o tienen en su familia a personas con sindrome de Down que tienen conductas desajustadas con lo social. Quizás tengan que tener un poco más de paciencia por el desarrollo del lenguaje, los modos de aprender o quizás la falta de límites que marquen qué está bien y qué no. Pero aprenden.
Una vez, en la universidad donde trabajo, me encontré con una docente y me preguntó cómo me había ido con el embarazo. Le conté que tuve a Faustina, que era hermosa y que tenía Síndrome de Down. Ella cambió su cara y se mostró visiblemente afectada. Lo primero que me dijo fue que iba a tener un gran trabajo para enseñarle a comportarse porque ella conocía algunos casos de chicos con SD que eran desinhibidos y no tenían comportamientos sociales adecuados frente a los demás. Me decía que iba a ser difícil trabajar esto y lograrlo. A mi me sorprendió que dijera eso pero comprendí que ella tenía su experiencia y había visto chicos cuya conducta social no era apropiada.
Pero cuando las personas tienen conductas desajustadas y hacen cosas inapropiadas necesitan aprenderlas.
En otra oportunidad, estando sentada en un bar, vi pasar adolescente con Síndrome de Down de una Escuela Especial. Dos o tres de ellos se iban pegando patadas y ningún adulto les decía nada, los dejaban que se peguen como si fuera imposible indicar que esa conducta estaba mal. Eso llamó mi atención. Por qué no enseñaban el respeto por el otro? Acaso pensaban que no lo aprenderían?
Las personas aprendemos imitando, conviviendo con otros que nos respetan y nos enseñan a respetar. "Buen provecho, mami", me dice Faustina para empezar a comer. "Gracias, hija", el mismo gracias que luego me dirá ella.
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