domingo, 7 de febrero de 2016

La socialización previa a la escuela, en niños con síndrome de Down

Me encanta ver cómo interactúa Faustina con los demás niños. Su proceso de socialización fuera de la familia se desarrolla aún antes de ir al jardín de infantes o la escuela, considerados los primeros espacios para socializar.

Faustina con los primos, en la "mesa de los chicos".
En las plazas, reuniones, cumpleaños, en casas de amigos, en la sala de espera de un médico, en el almacén, de paseo o donde quiera que vayamos, si ve chicos quiere interactuar con ellos y se llena de alegría. Grita, ríe, habla, expresa. Pero lo que más me da satisfacción es su grado de independencia. Se desenvuelve por su cuenta y despega de mí, inmediatamente ve a los otros.

Aunque no tengan su misma edad, le gusta estar con chicos y se integra facilmente a lo que propongan. Si no puede hacer lo que hacen los otros, igual quiere "estar ahí", observando o tratando de hacer lo que los otros chicos hacen.

La otra noche los primos, de entre cinco y diez años de edad, corrían por el parque mientras Faustina reía a gritos pretendiendo correr con ellos. La tía la llevaba caminando de la mano pero cuando se disponía a ir hacia los primos, éstos ya volvían hacia el otro lado a toda prisa pasando por al lado suyo y haciéndola cambiar de dirección nuevamente. Después, observaban todos a un grillo. Colocados en semicírculo y con sus manos en las rodillas, miraban al insecto que estaba en el pasto. Aunque Faustina no sabía de qué se trataba también quiso participar de la observación y mientras miraba a todos ella también se quedó allí paradita en silencio, intercalando su mirada entre los primos y el suelo porque creo que no llegaba a distinguir lo que allí había.

Por ahora no le interesa tanto si un chico le da su juguete o le presta algo que estaba usando. Ella enfoca su atención en la persona y lo que quiere es comunicarse con los chicos. Les ríe, aplaude, levanta sus manitos para cantar una canción, quiere darles un beso, tocarlos o les "habla" como si entablara una gran conversación.

Como papás tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros hijos a que construyan sus relaciones sociales. Pero como papás de niños con síndrome de Down debemos pensar qué representaciones sociales tenemos acerca de cómo es esta socialización. Si pensamos que nuestros hijos no van a poder jugar, comunicarse e interactuar como cualquier otro niño, dificilmente favoreceremos su inclusión en la sociedad. Si por el contrario creemos que no solo es posible sino que además es necesario para cualquier persona, entonces no me quedan dudas que fomentaremos su socialización positivamente.


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