Hoy es el día Internacional de las personas con discapacidad y no puedo dejar de reflexionar sobre la importancia de entender que la diversidad es parte de la condición humana. Hace dos días tuve el honor de se invitada a exponer sobre diversidad en el V Congreso Internacional de Compliance, organizado por la Asociación Argentina de Ética y Compliance, y me preguntaron si en vez de hablar de inclusión, en el futuro podríamos hablar de convivencia.
Faustina ríe frente a la cámara. |
Por supuesto que sí, que esperamos poder convivir desde la diversidad de personas que somos. El desafío que tenemos todos es muy grande. Porque hablar de inclusión es hacer lo posible para que el "otro" sea parte, es poner a la persona en el lugar del otro diferente, el otro que hay que incluir, el otro que no entra en los parámetros del mundo normalizado que lo dejado afuera, parado en la otra vereda sin poder participar.
Cuando entendamos que realmente todas las personas somos diversas, capaces, distintas, podremos hablar de convivencia. Cuando naturalicemos la diversidad de formas de ser, de hacer, de pensar, de aprender, de comunicarnos, podremos hablar de convivencia entre todos, de plena participación donde todos somos parte.
La discapacidad está afuera de las personas que tienen alguna condición. La discapacidad está en la mirada del otro. Es la sociedad la que pone barreras y discapacita o inhabilita a las personas. Es la sociedad la que en vez de ver a la persona sólo ve la discapacidad. No ve las habilidades, ni los conocimientos, ni las opiniones ni deseos de la persona con discapacidad. No ve lo que sí puede sino lo que no puede (y lo que no puede suele ser simplemente lo que hace de forma diferente).
No lo ve porque le cuesta pensar en el otro como un igual. Todos somos parte, todos tenemos algo para dar y para recibir, todos somo capaces y tenemos nuestros retos, todos aprendemos, todos somos esenciales, todos somos personas. Lo único que necesitamos es desarmar la idea de que tener una condición determinada no incapacita a la persona para un trabajo, por ejemplo, no la hace ni menos, ni peor ni mejor persona, ni lo convierte en superhéroe.
En este día tan importante aprovechemos a difundir estos mensajes, a reflexionar sobre la necesidad de desarmar estos prejuicios sobre la discapacidad y empecemos a mirar al "otro" como parte del engranaje que hacemos entre todos como sociedad. La diversidad es inherente a la condición humana y debemos pensarla como un valor esencial para constituirnos. Todos somos con los otros.