Cuando se hamaca, su sonrisa va de oreja a oreja y el cuerpo se mueve al ritmo del vaivén, el mismo que a mí me mareaba de chiquita y a ella la hace gritar de alegría.
Faustina, que siente vértigo cuando sube o baja un ascensor o cuando pasamos por un bajonivel, sin embargo no duda en expresar su emoción cuando le propongo ir a la hamaca. Ni bien la vé, salta de alegría arriba mío y tira su cuerpo para que la suba.
Ante cada impulso cuando la empujo, grita ahhh y se rie abriendo grande la boca. Y va cantando con el vaivén! Si hay árboles cerca o arriba, los sigue con la vista mientras disfruta de su viaje al cielo. Es hermoso verla. Me imagino lo que siente y me hace tan feliz que soy capaz de parar con el auto en cualquier lugar donde vea una hamaca y llevarla todos los días a la plaza!
Si la vieran reir y disfrutar tanto como yo la veo se la comerían a besooooos. No se pierdan el video!
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