Cuando iba a comenzar el tratamiento de fertilización in vitro, tres personas me dijeron que, si lo necesiaba, me donaban sus óvulos. Las tres me hicieron emocionar y no era para menos: una amiga y dos mujeres que son parte de mi familia (todas en pareja) estaban dispuestas a ayudarme a ser mamá nada menos que dando una célula para comenzar la vida.
Por entonces, muy entusiasmada con mi decisión de concebir un hijo, me pregunté ¿qué motiva a una persona a donar sus óvulos a otra mujer con quien tiene un vínculo de amistad o parentesco? Todas respondieron lo mismo: la generosidad. Poder ayudarme a ser mamá, si lo necesitaba, era motivo más que suficiente para donar vida.
Mi amiga, por ejemplo, me dijo que se sentiría feliz y orgullosa de que yo fuera la madre de ese bebé que se formaría a partir de su óvulo. Me explicó que ella donaría óvulos como se da sangre o médula y que dar un óvulo no es dar un hijo sino una célula con información genética determinada. No dudaba de lo que decía al hacerme su propuesta. Me dijo que lo haría verdaderamente con gusto. Ella ya era mamá y estaba dispuesta a someterse a los tratamientos de estimulación de la ovulación y a que le saquen los óvulos mediante un procedimiento de punción que, aunque bastante sencillo, no deja de ser una intervención quirúrgica, sólo para ayudarme.
Las otras dos personas también expresaron que su motivación nacía por solidaridad hacia mí. Me dijeron que estaban dispuestas a semejante acto de amor para ayudarme a ser mamá y que les quedaba claro que el hijo que yo tendría sería mío. Una de ellas era mamá y la que no lo era se ofreció, además, a prestar su vientre para el embarazo.
Yo sé que muchas personas piensan que quienes deseen convertirse en
madres o padres deberían adoptar. A mí me lo dijeron decenas de veces. Y
no era una opción que descartara. Sin embargo, la decisión de
convertirse en mamá o papá y el modo que cada uno elija son
absolutamente personales, al menos en mi opinión, y nadie debería juzgar
por priorizar una forma sobre la otra. Todas son alternativas válidas y
respetables y cada uno es libre y responsable de la elección que hace.
Solidaridad, generosidad, altruismo pueden canalizar el deseo genuino de ayudar donando óvulos y hacer muy felices a otras personas que lo necesitan. Más allá de que resulte un tema sensible para muchos que están en contra o simplemente no lo harían por diferentes razones, lo cierto es que la ovodonación también puede significar una oportunidad para quienes desean tener un hijo.
A todas esas mujeres que quisieron ayudarme les agradecí inmensamente, aunque finalmente no necesité de sus generosas propuestas solidarias porque decidí usar mis propios óvulos.
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