Hay una parte de la vida de Faustina que ya no es mía. ¿Será por eso que todavía me siento triste cuando la dejo en el Jardín? Por primera vez desde que nació siento que no tengo acceso a una porción de su vida diaria. Con su entrada al Maternal dejó de estar bajo mi atenta mirada, al menos durante las cinco horas que pasa allí dentro. La sensaciòn es rara todavía.
Ella ya comienza a transitar su propio camino. Inició un despegue que trae para mí algo de angustia porque no sé qué está pasando allí dentro de la sala. Entiendo que la pasa bien con sus compañeros y las señoritas y que es sano para su desarrollo que comience a tener sus propios espacios, actividades, relaciones con otras personas, pero eso no quita que yo sienta que ya perdí una parte de Faustina. Y es que, como dice el refrán, "los hijos son de la vida".
Hace unos días mi amiga Marcela que es mamá de una hija adulta y otra adolescente me dijo muy acertadamente que esa pequeña porción a la que yo no tenía acceso iba aumentando hasta revertirse en su proporción. A medida que van creciendo los hijos van sumando porciones de tiempo en que ya no están bajo nuestra tutela y finalmente, de la gran torta que representa su día o su vida, al final sólo vamos viendo una porción cada vez más pequeña a medida que se hacen más grandes e independientes.
Quizás con el ingreso de Faustina al Maternal este sentimiento se haya adelantado un poco. Lo cierto es que buena parte del día ella ya no está conmigo, ni en nuestra casa. Y aunque sé que está muy bien disfrutando momentos en el Jardín, no dejo de pensar que todo fue muy rápido para que pasara de estar jugando en casa agarrada de mis piernas a estar sentada en una pequeña sillita a la mesa del Jardín donde comparte el desayuno con los compañeros, cual verdadera señorita.
Lo que pase allí, entre las paredes del Jardín, ya no me corresponde verlo porque es su espacio y el de sus amigos y maestros. ¿Eso es lo que duele? ¿Como papás queremos saber todo el tiempo de nuestros hijos? ¿Es sólo porque es chiquita que lo veo así? Me consuelo pensando que mi hija tiene la suerte de vivir todas esas experiencias, de crecer alegremente, de ir ganando terreno en otros espacios fuera de casa y de mis brazos y de afianzarse en los vínculos con los otros, todos aspectos muy importantes para crecer como persona.
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