sábado, 30 de abril de 2016

Feliz cumpleaños hija!

Faustina cumple dos años y mi casa se va transformando en una fiesta! La familia y los amigos hoy vienen a celebrarlo. Y estamos muy felices. La veo tan grande que no puedo creer todavía que haya crecido tanto.

Con su cumpleaños se va cerrando una etapa. Esa donde aprender a comer, sentarse y dar sus primeros pasos ya está superada. Ya no es la bebé que apenas podía mover los brazos y que miraba todo en silencio con esos ojos grandes llenos de curiosidad. Ahora camina, quiere hablar todo el tiempo, mueve su cuerpo por todos lados, juega con sus juguetes, baila y canta y entiende lo que le decimos.

Su crecimiento fue tan extraordinario como mi maternidad, que cambió sustancialmente el significado de mi vida. Aunque muchas veces me siento agotada, soy una persona feliz y me siento una mamá orgullosa. Y es que Faustina ha cambiado todo en mi vida: las prioridades, la forma de ver las cosas, la capacidad de tomar decisiones y la organización del día, que va al ritmo que dicta la vida compartida con ella, una vida de a dos.

Ella crece y nos sorprende cada día. Su diversión, su felicidad, sus gritos, su manera de decir mamá y de nombrar a la abu, sus besos, sus moriquetas, sus manos moviéndose al ritmo de alguna canción son parte de mi vida cotidiana, que ahora tiene un gustito dulce que me hace seguir hacia adelante.Porque ella trajo esperanza a mi vida, trajo emociones positivas, una nueva mirada de la vida y una responsabilidad enorme para lograr que viva como cualquier otro niño. No trajo ni discapacidad ni limitaciones porque todo eso está fuera de ella, está en la mirada de los otros, en los ámbitos escolares, sociales, culturales...

Tiene una condición de vida. Vino con un cromosoma más y síndrome de Down. Pero aún no lo sabe. Y para ella (y para mí) eso no tiene ninguna importancia. Porque ella es como es y tiene lo que tiene y aunque vivirá siempre con ello tendrá que aprender que en la vida no hay límites ni metas que no pueda alcanzar (esas son las cosas que están afuera).

Ella le pone risa a mis días. Se divierte, juega, aprende, se comunica, ama, se enoja, se ríe, disfruta, crece como todos los chicos mientras yo me divierto, juego, aprendo, me comunico, amo, me enojo, río, disfruto y vivo como cualquier mamá. 

Hoy siento que con este cumpleaños se cierra una etapa donde las incertidumbres de los primeros días fueron desvaneciéndose de a poco y transformándose en logros. Y eso me trajo una enseñanaza increíble: cuando me siento agobiada por algo que me preocupa o siento temor porque no sé qué va a suceder, pienso en todo lo que logró Faustina en contra de todos los pronósticos desalentadores que hoy se alejan tanto de la realidad que vamos transitando, y siento unas fuerzas para superar mis preocupaciones que me empujan hacia adelante. Porque ella me demuestra cada día que no hay nada que temer y que no hay nada imposible ni inalcanzable. Sólo hay miradas y formas de ver y ser.

Feliz cumpleaños hija! Que tengas un día lleno de amor y muchas risas. Gracias por hacerme mamá! Te amo, preciosa!!

La fiesta va llegando y la casa se vistió de guirnaldas de colores, globos y velitas! Porque hoy estamos festejando nuestra vida con Faustina!

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lunes, 25 de abril de 2016

¿Cómo lograr que tu bebé se siente solo? Seis tips para ayudarlo

Aquí van posiciones, ejercicios y experiencias para ayudar a que tu bebé, con o sin síndrome de Down, se pueda sentar:

1. Estimular y fortalecer su tronco
Uno de los primeros pasos para que en el futuro tu bebé pueda sentarse es lograr que controle su tronco y sostenga su cabeza. ¿Cómo se logra? Simplemente poniendolo todos los días boca abajo, tocando su espalda, sus hombros y brazos, poniéndole juguetes delante suyo, moviéndole los juguetes a un lado y a otro para que los siga con la vista, dándole besitos en la espalda, haciendole escuchar distintos sonidos a un lado y al otro para que trate de levantar su cabeza y girarla, siempre en la posición hacia abajo. Esto le ayudará a tomar fuerza y sostener su columna y cabeza.

2. Ponerlo boca abajo apoyándose sobre sus brazos
Sus brazos también necesitarán fuerza para sostenerse. ¿Cómo fortalecerlos? Dejá a tu bebé boca abajo, levantale un poquito el tronco y hacé que se mantenga con sus brazos apoyado en el piso o la cama. Si tu bebé tiene síndorme de Down, su baja tonicidad muscular no le va a permitir sostenerse así que hay que ponerle los brazos estirados y ayudarlo a levantarse con ellos agarrándole los codos para que no se le flexionen. También hay que estimularlo con juguetes delante suyo o vos misma hablándole delante de manera que te vea y quiera levantar la cabeza, el tronco o los brazos.

Otro ejercicio es colocar a tu bebé boca abajo poniendo un rollito de frazada o un almohadón debajo de sus axilas. A Faustina la ponía en esa posición y luego la movía un ratito hacia adelante y atrás que apoyara sus bracitos para sostenerse. También se puede jugar a hacer una carretilla con los brazos sobre el piso boca abajo, colocando los brazos hacia adelante y levantándole las piernas un poquito. No te preocupes si al principio flexiona los brazos debido a la baja tonicidad muscular. Con el tiempo tendrá la fuerza suficiente y logrará sostenerse con los brazos, incluso avanzar, girar, desplazarse y hasta gatear!

3. Cambiar de posiciones
Cambiar de posición al bebé lo ayuda a explorar sus cuerpo y las distintas sensaciones, sus limitaciones y las posibilidaddes que tiene de moverlo, usarlo, sentirlo. Es muy importante que no pase mucho tiempo (si su salud y condiciones se lo permiten) en la misma postura sino que pueda sentir cómo es estar sentado, acostado, de costado, del otro costado, hacia abajo, parado, arrodillado, acurrucado, etc. Todas estas experiencias le permitirán adquirir nuevas habilidades y ver el mundo que los rodea desde diferentes perspectivas!


4. Jugar a sentarse y pararse con ayuda
Jugar a pararse y sentarse agarrado de tus manos lo ayudará a diferenciar sensaciones con las distintas posturas y a tomar fuerza con su cuerpo. Yo solía poner a Faustina sentada sobre unos almohadones y le daba las manos para levantarla hasta que descubrió que si daba un empujón ella misma lograba ponerse de pie de un salto. Se reía tanto que le daban carcajadas y se sentaba y paraba una y otra vez.

5. Sentarlo con almohadones
Antes de lograr sentarse solo es necesario que explore la posición con ayuda. Colocale almohadones (esos que tienen forma de medialuna son geniales para esto) y dale un juguete o librito para manipular. Probablemente a cada rato tengas que volver a acomodarlo porque se tumbe hacia un costado. Pero no importa! Le servirá para estar un rato sentado sin tener que estar haciendo esfuerzos por sus propios medios y descubrirá que esa posición le sirve para agarrar objetos! Y ese sí que es un buen incentivo para sentarse!

6. Lograr la posición de trípode
Uno de los últimos pasos antes de lograr sentarse solo es hacer lo que se conoce como posición de trípode. ¿Cómo se logra? Sentá a tu bebé con las piernas un poco abiertas para que tenga una buena base de apoyo y mayor estabilidad y colocale las dos manos en el centro apoyada en el piso, como un tercer punto de apoyo para el cuerpo. También hacelo con un brazo solo y luego el otro, de manera que vaya fortaleciendo los dos y logre sostenerse con la ayuda de los brazos. Si tu bebé tiene síndrome de Down tomale los brazos y apoyaselos en el piso para que lo sienta, presionando suavemente hacia abajo, y hacé que tumbe su cuerpo hacia un lado y al otro apoyando sus brazos para que se sostenga y no se caiga.

Una vez que pueda sentarse con la posición de trípode ya está cerca de que logre estabilidad y equilibrio para quedarse solo sentado. Pronto dejará de necesitar almohadones para amortiguar las caídas y se quedará sentado sin ayuda! A probar!

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miércoles, 13 de abril de 2016

A Faustina le encanta la hamaca!

Hace un tiempo atrás Faustina no quería ir a ninguno de los juegos de las plazas. Pero este último verano, dando pasitos de mi mano y tratando de moverse sola, se animó a probar toboganes, trepadores y calesitas y descubrió su nueva y movediza pasión: la hamaca!

Cuando se hamaca, su sonrisa va de oreja a oreja y el cuerpo se mueve al ritmo del vaivén, el mismo que a mí me mareaba de chiquita y a ella la hace gritar de alegría.

Faustina, que siente vértigo cuando sube o baja un ascensor o cuando pasamos por un bajonivel, sin embargo no duda en expresar su emoción cuando le propongo ir a la hamaca. Ni bien la vé, salta de alegría arriba mío y tira su cuerpo para que la suba.

Ante cada impulso cuando la empujo, grita ahhh y se rie abriendo grande la boca. Y va cantando con el vaivén! Si hay árboles cerca o arriba, los sigue con la vista mientras disfruta de su viaje al cielo. Es hermoso verla. Me imagino lo que siente y me hace tan feliz que soy capaz de parar con el auto en cualquier lugar donde vea una hamaca y llevarla todos los días a la plaza!

Si la vieran reir y disfrutar tanto como yo la veo se la comerían a besooooos. No se pierdan el video!




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lunes, 11 de abril de 2016

¿Donarías tus óvulos a una amiga?

Cuando iba a comenzar el tratamiento de fertilización in vitro, tres personas me dijeron que, si lo necesiaba, me donaban sus óvulos. Las tres me hicieron emocionar y no era para menos: una amiga y dos mujeres que son parte de mi familia (todas en pareja) estaban dispuestas a ayudarme a ser mamá nada menos que dando una célula para comenzar la vida.

Por entonces, muy entusiasmada con mi decisión de concebir un hijo, me pregunté ¿qué motiva a una persona a donar sus óvulos a otra mujer con quien tiene un vínculo de amistad o parentesco? Todas respondieron lo mismo: la generosidad. Poder ayudarme a ser mamá, si lo necesitaba, era motivo más que suficiente para donar vida.

Mi amiga, por ejemplo, me dijo que se sentiría feliz y orgullosa de que yo fuera la madre de ese bebé que se formaría a partir de su óvulo. Me explicó que ella donaría óvulos como se da sangre o médula y que dar un óvulo no es dar un hijo sino una célula con información genética determinada. No dudaba de lo que decía al hacerme su propuesta. Me dijo que lo haría verdaderamente con gusto. Ella ya era mamá y estaba dispuesta a someterse a los tratamientos de estimulación de la ovulación y a que le saquen los óvulos mediante un procedimiento de punción que, aunque bastante sencillo, no deja de ser una intervención quirúrgica, sólo para ayudarme.

Las otras dos personas también expresaron que su motivación nacía por solidaridad hacia mí. Me dijeron que estaban dispuestas a semejante acto de amor para ayudarme a ser mamá y que les quedaba claro que el hijo que yo tendría sería mío. Una de ellas era mamá y la que no lo era se ofreció, además, a prestar su vientre para el embarazo.

Yo sé que muchas personas piensan que quienes deseen convertirse en madres o padres deberían adoptar. A mí me lo dijeron decenas de veces. Y no era una opción que descartara. Sin embargo, la decisión de convertirse en mamá o papá y el modo que cada uno elija son absolutamente personales, al menos en mi opinión, y nadie debería juzgar por priorizar una forma sobre la otra. Todas son alternativas válidas y respetables y cada uno es libre y responsable de la elección que hace.

Solidaridad, generosidad, altruismo pueden canalizar el deseo genuino de ayudar donando óvulos y hacer muy felices a otras personas que lo necesitan. Más allá de que resulte un tema sensible para muchos que están en contra o simplemente no lo harían por diferentes razones, lo cierto es que la ovodonación también puede significar una oportunidad para quienes desean tener un hijo.

A todas esas mujeres que quisieron ayudarme les agradecí inmensamente, aunque finalmente no necesité de sus generosas propuestas solidarias porque decidí usar mis propios óvulos.

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sábado, 2 de abril de 2016

Hay una parte de la vida de Faustina que ya no es mía

Hay una parte de la vida de Faustina que ya no es mía. ¿Será por eso que todavía me siento triste cuando la dejo en el Jardín? Por primera vez desde que nació siento que no tengo acceso a una porción de su vida diaria. Con su entrada al Maternal dejó de estar bajo mi atenta mirada, al menos durante las cinco horas que pasa allí dentro. La sensaciòn es rara todavía.

Ella ya comienza a transitar su propio camino. Inició un despegue que trae para mí algo de angustia porque no sé qué está pasando allí dentro de la sala. Entiendo que la pasa bien con sus compañeros y las señoritas y que es sano para su desarrollo que comience a tener sus propios espacios, actividades, relaciones con otras personas, pero eso no quita que yo sienta que ya perdí una parte de Faustina. Y es que, como dice el refrán, "los hijos son de la vida".

Hace unos días mi amiga Marcela que es mamá de una hija adulta y otra adolescente me dijo muy acertadamente que esa pequeña porción a la que yo no tenía acceso iba aumentando hasta revertirse en su proporción. A medida que van creciendo los hijos van sumando porciones de tiempo en que ya no están bajo nuestra tutela y finalmente, de la gran torta que representa su día o su vida, al final sólo vamos viendo una porción cada vez más pequeña a medida que se hacen más grandes e independientes.

Quizás con el ingreso de Faustina al Maternal este sentimiento se haya adelantado un poco. Lo cierto es que buena parte del día ella ya no está conmigo, ni en nuestra casa. Y aunque sé que está muy bien disfrutando momentos en el Jardín, no dejo de pensar que todo fue muy rápido para que pasara de estar jugando en casa agarrada de mis piernas a estar sentada en una pequeña sillita a la mesa del Jardín donde comparte el desayuno con los compañeros, cual verdadera señorita.

Lo que pase allí, entre las paredes del Jardín, ya no me corresponde verlo porque es su espacio y el de sus amigos y maestros. ¿Eso es lo que duele? ¿Como papás queremos saber todo el tiempo de nuestros hijos? ¿Es sólo porque es chiquita que lo veo así? Me consuelo pensando que mi hija tiene la suerte de vivir todas esas experiencias, de crecer alegremente, de ir ganando terreno en otros espacios fuera de casa y de mis brazos y de afianzarse en los vínculos con los otros, todos aspectos muy importantes para crecer como persona.

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