A pesar de que la mayoría de los bebés, por lo general, juegan con sus pies a partir de los seis meses, a Faustina no le interesaban. No me preocupé: ya iba a llegar el momento. Lo que sí hice fue estimular, de a poquito, todo lo sensorial. Acariciaba con un cepillito de cerdas suaves sus piecitos, los tocaba con mis dedos, se los besaba, pasaba un juguetito de peluche por sus pies, se los juntaba, la ayudaba para que se los llevara a la boca... Y parece que funcionó porque ya está descubriendo sus pies!
Ahora no sólo mueve los deditos o los pies cuando uno los toca o pasa algún objeto por la zona, sino que además ya los levanta, trata de tocarlos, aplasta pelotitas con sus pies y está empezando a llevarlos a la boca.
A sus nueve meses, también está descubriendo las piernas. Se las toca, las mueve, quiere pararse y se queda mirándolas, y sobre todo se dio cuenta que, si apoya los pies y hace fuerza con las piernas, puede trasladarse de una punta a otra de la cama! Lo hace con el cuerpo hacia arriba y es bastante gracioso verla por se empuja levantando la cola, arqueando la espalda y empujando con fuerza hacia atrás, con lo cual logra desplazarse arrastrándose.
Para que tenga el incentivo de tocarse los pies, algunas veces le pongo unas zapatillitas que le llaman la atención, y trata de alcanzar mientras está sentada. También usa una especies de guantes para pies con muñequitos muy llamativos por sus colores y texturas. Con eso puesto, trata de alcanzar el muñequito y llevarlo a la boca.
Varias veces perdió el equilibrio intentando levantar sus pies mientras está sentada, así que la vagoneta ya descubrió que si se tira sobre los almohadones puede mover con los pies, de aquí para allá, una pelotita blanda de goma y con textura, sin caerse!
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