viernes, 1 de enero de 2016

Comenzá el año haciendo realidad tus sueños

Hoy es un buen día para renovarse y también para valorar aquellas cosas que queremos conservar. Dejar ir lo que ya no nos sirve para darle lugar a lo nuevo y quedarnos con esos logros (a veces solo pequeños logros personales) que se instalan como conquistas que nos entusiasman, nos reparan y nos gratifican.

El comienzo de un año nuevo me hace pensar en las cosas que vamos dejando atrás y las que esperamos que vengan. Pasado y futuro que nos sirven para pensarnos hoy. Personalmente este ha sido un año de crecimientos y conquistas. Aunque nunca cada año es igual a otro, realmente siento que tuve un año distinto. Fue la primera vez que pasé un año completo con Faustina, mi pequeña hija que empezó el 2015 siendo una beba de 8 meses que hacía muy poco comenzaba a sentarse sola y se comunicaba con sus tatatá y  termina con un año y ocho meses, dando sus primeros pasitos, con una boca llena de dientes y comunicándose de otra manera (sin mencionar todo lo que crecimos, aprendimos y vivimos!).

Pero todas mis conquistas comenzaron con un cambio que me llevó muchos años realizar. Si bien todos podemos empezar un cambio en cualquier momento, los comienzos de año suelen ser un momento oportuno para proyectarnos, pensar en nuevas oportunidades y generar la valentía que necesitamos para ir en busca de aquello que soñamos. Y para eso debemos apelar a lo genuino, a lo que sale de nuestros corazones y no importa lo que digan los demás.

Hace algunos años atrás yo no empezaba este cambio y no alcanzaba el sueño de ser mamá porque me dejaba invadir por los temores propios y ajenos. "¿Tener un hijo sola?" "Estás segura de lo que decís?" "¿Fetilización in vitro?" "¿Donante?" "¿Qué?" "Estás loca" "No sabés lo que decís" "Los hijos se tienen de a dos"... Si hubiera hecho caso de muchos de los consejos que escuché nunca hubiera tenido a Faustina, nunca hubiera sido tan feliz como lo soy hoy con ella, nunca me hubiera atrevido a seguir lo que dictaba mi corazón.

Con el tiempo aprendí que es muy importante escucharse uno mismo, valorarse y poder tomar las decisiones sabiendo de lo que se pone en juego y de las responsabilidades que implican. Y además hubiera aprendido más rápido que no solo se trata de tomar responsabilidades y asumir compromisos. Las decisiones también nos traen felicidad, amor, momentos inolvidables y experiencias de vida que son fundamentales para nosotros y nos constituyen como personas.

Si uno no se atreve al cambio y a seguir lo que dicta nuestro ser desde adentro, termina negando lo que  realmente quiere. Dejar aflorar una mirada nueva, encontrarle una vuelta a aquello que necesitamos modificar, ir en busca de lo que queremos en definitiva es permitirnos ser quienes somos.

Deseo que este año que comieza todos puedan ir en busca de su verdadero ser y encuentren la forma de escuchar cuál es el camino que quieren seguir para conquistar sus sueños, sin olvidar que la felicidad se construye cada día y con cada decisión. Feliz año 2016!!!

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