sábado, 9 de julio de 2016

Feliz Bicentenario de la Independencia Argentina

Hoy es un día histórico para nuestro país: se celebran 200 años de la Declaración de la Independencia de la República Argentina. Es una buena oportunidad para recordar que se ha avanzado mucho en materia de derechos que contemplan a las personas con discapacidad pero que aún queda mucho por hacer para que esos derechos se hagan efectivos.

Los desafíos pendientes también nos constituyen como Nación y no son meras menciones de cuestiones que afectan directamente la vida de las personas con discapacidad y sus familias sino que se trata del reto que tenemos para todo el conjunto de la sociedad.

A lo largo de estos doscientos años de historia, los significados y las miradas sobre las discapacidades han ido cambiando. De excluidos y ocultados a ser considerados sujetos de rehabilitación, las personas con discapacidad fueron y son excluidas, estigmatizadas, segregadas y discriminadas.

Para muchas personas con discapacidad, sus vidas van transcurriendo entre las limitaciones y barreras que se imponen desde afuera, entre miradas que ponen al descubierto sus falencias, entre falta de oportunidades de atención desde una perspectiva integral, de escolaridad con ajustes razonables, falta de oportunidades de empleo, exclusión de la vida social, de participación política e incluso de estigmatización dentro de su propia vida familiar.

Del paradigma médico asistencialista al de los derechos de las personas con discapacidad, hoy la mirada intenta abrirse  hacia lo social para enfocar en la persona y su entorno hasta sostener que la discapacidad es una construcción social y que es la sociedad, por lo tanto, la responsable de adecuarse a las necesidades de las personas y no al revés.

En este sentido, el modelo superador de estos dos paradigmas deja de verlos como opuestos y comienza a pensar en un abordaje más integral de la discapacidad pero, a pesar de ello, todavía persisten prácticas y realidades que no garantizan que se cumplan los derechos que tienen estas personas.

La ciudadanía la construimos entre todos y, a modo de propósito que anhelo para nosotros, es mi deseo que las personas con discapacidad sean consideradas como un ciudadano más con los mismos derechos que cualquier otra persona. Aspiro a una sociedad mejor para mi hija Faustina y también ansío que nos comprometamos como comunidad a generar los cambios necesarios para ser una sociedad más inclusiva no sólo para el presente sino para dejar como legado a las siguientes generaciones.

En este bicentenario es mi deseo que se reafirme, más que nunca y de manera concreta, el espíritu de promover, proteger y garantizar a las personas con discapacidad el pleno disfrute de los derechos humanos y que entre todos consigamos construir las bases para sostener una Nación inclusiva.

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