lunes, 14 de mayo de 2018

Habilidades sociales y síndrome de Down

Aprender y desarrollar las habilidades sociales es fundamental para conseguir relacionarnos satisfactoriamente con los demás. 
Faustina con un grupo de niños en el taller de danza.

Las habilidades sociales son una serie de estrategias de conducta y capacidades para aplicar el comportamiento adecuado a cada situación. Nos permiten expresar los sentimientos respetando a los otros y mejoran nuestras relaciones interpersonales.

Uno de los retos que debe enfrentar Faustina, que tiene síndrome de Down, es aprender estas habilidades sociales que se basan fundamentalmente en el dominio de las habilidades de comunicación y un autocontrol emocional, que ya está desarrollando. En el jardín, por ejemplo, no era capaz de controlar sus impulsos, con lo cual comenzó a una etapa difícil donde pegó y pretendía imponerse frente a los demás.

Saber relacionarse con los demás también se aprende y es algo indispensable para hacer otros aprendizajes, compartir vivencias e interactuar con los otros. Así que tanto en su jardín como en casa empezamos a ocuparnos de transformar estas conductas con los apoyos que necesitaba. Porque educar para las relaciones sociales es un trabajo permanente.

Si bien es común que cualquier niño de esta edad haga esto, no hay que dejar de intervenir para enseñar las normas de convivencia con su entorno. Aunque está atravesando una etapa egocéntrica de su desarrollo y es esperable que a la edad que tiene, todavía no pueda regular sus impulsos y emociones, esto le trajo un conflicto con sus pares en el jardín, muchos de los cuales ya están atravesando otra etapa de juego y desarrollo. Lo mismo ocurría en la plaza o un cumpleaños, donde no había forma de que entendiera que el tobogán podía compartirse!

El temor más grande que sentí es que fuera rechazada y los chicos ya no quisieran jugar con ella. Y es lógico, pues sin las habilidades sociales y los comportamientos adecuados, Faustina puede quedar aislada del grupo y frustrada por no poder participar o no saber comunicarse de otra manera.

Pero, por un lado, somos los adultos los que debemos ofrecer nuestra guía para el comportamiento, y por otro lado es una cuestión de tiempo. Por suerte las etapas son transitorias y la angustia que me generó ver que no podía interactuar con los otros sin conflictos también fue cediendo. Tiempo al tiempo, dice el refrán, y la verdad es que había que esperarla un poco más y guiarla para adquirir estás habilidades sociales.

Pero ¿cómo se regulan los impulsos y las emociones? ¿Cómo se aprenden estas habilidades sociales? Es interactuando con un grupo de personas donde todos podemos aprender a regular la conducta de manera que podamos convivir con respeto. Se aprenden en casa, en la escuela, en la plaza, en una reunión... Tanto adultos como niños son parte de esta enseñanza-aprendizaje.

En principio, el jardín y la familia son los lugares donde se aprende y adquieren las herramientas para interactuar de manera satisfactoria con los otros. Escuchar, no invadir el espacio de otros, convivir en armonía, resolver los conflictos positivamente, aceptar una propuesta que eligió otro, compartir, comunicarse para expresar una dificultad, pedir disculpas, agradecer, son las competencias sociales que deben ponerse en práctica para tener una buena convivencia. ¿Pero cómo lograr esto con los niños cundo se presentan sostenidamente con conductas impulsivas, opositoras o inapropiadas? En las siguientes notas de este blog, las claves para cambiar hacia comportamientos positivos.

A muchas personas con síndrome de Down les cuesta alcanzar estas habilidades y necesitan aprenderlas. Además de nuestra intervención como mamá, papá o docentes, hay talleres específicos que proponen los centros de estimulación. Pero también podemos llevar a nuestros hijos a ser parte de una actividad con niños, donde seguramente aprenderán que hay otros que ponen límites, que quieren hacer una actividad, que deben moverse en un espacio determinado, y todo lo que se puede y no se puede hacer allí.

Por ejemplo, Faustina este año comenzó un taller de danzas y también el jardín le propuso hacer jornada completa los días que tienen por la tarde un taller de juegos y expresión corporal. Esas normas de convivencia, el dominio de las emociones, compartir con otros un momento o actividad, facilitará la comunicación con los otros y mejorará la interacción.


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