martes, 5 de mayo de 2020

Cómo ayudar a los chicos a elaborar las emociones

Los chicos necesitan identificar, nombrar y elaborar las emociones que van experimentando. Sobre todo en cuarentena, emociones como el enojo, miedo o la tristeza pueden hacerlos explotar en un desborde emocional.

Aquí van algunas ideas para ayudarlos a expresar, reconocer y elaborar emociones, que recopilé de estrategias que se pusieron en práctica con Faustina en la escuela, en casa y desde su centro de estimulación. 
  • Crear un afiche de emociones con fotos de personas o personajes, o imágenes que saquemos de revistas, expresando una emoción. Podemos recortar caras de miedo, enojo, tristeza, alegría, y ayudarlos a reconocer lo que sienten y ponerle nombre.
  • También funciona armar una lista de lo que se puede hacer (respiraciones, leer,  saltar, romper un papel, tal vez, contar hasta cuatro, distanciarse por un rato para calmarse, pedir un abrazo) y las que no podemos hacer cuando estamos enojados (dar un portazo, tener una actitud agresiva, pegarle a otro, tirar un juguete). Podemos ponerle, incluso, dibujos o imágenes. Esto funciona para las personas con discapacidad donde es importante el apoyo visual, tachando lo que no se puede hacer para que quede clara la consigna.
  • Leer cuentos donde se trabajen las emociones y mostrar formas de cómo se resolvió el conflicto. A Faustina le suelo contar todas las noches historias con un personaje que le inventé que se llama TUTI, que en realidad, es ella misma, tiene su edad y le pasan cosas similares. Entonces siente empatía por ese personaje y dice "como Faustina" porque se siente identificada. Con TUTI le muestro otra alternativa de cómo actuar para resolver ese miedo que tenía, esa pela con un amiguito, o el enojo porque algo no salió como ella quería. 
  • Fomentar el diálogo preguntándole a los chicos qué les pasa, qué sienten, como podrían hacer para dejar de sentir eso. Muchas personas con discapacidad, tanto intelectual como con algunos trastornos del lenguaje, no pueden expresar lo que sienten con palabras, pero pueden usarse lenguajes visuales.
  • Hacer dramatizaciones, juegos de representación donde haya algún conflicto, usando un peluche o un muñeco o títere para presentar una tensión emocional y poder solucionarla a través de la dramatización. Con Faustina suelo usar peluches porque a veces a mi no me quiere contar y, sin embargo, al peluche sí. Cuando jugamos, al muñeco le pasa lo mismo que a ella. Ahora estamos usando un títere de pulpo que se llama Pulpodo que nos llegó con un cuento de Gabriela Fernandez como un regalito. Faustina habla con Pulposo y le cuenta lo que le pasó, saca el tema y le dice "hoy mi mamá me retó porque..." o Pulposo le cuenta que se peleó con un amigo ("a vos te pasó,  Fausti?") y ella va conversando con el títere. 
  • Somos el modelo a seguir para ellos. Así que siempre hay que recordar que nuestros gestos, nuestras palabras y expresiones corporales también describen nuestro enojo, nuestra manera de elaborarlo. Nuestros hijos copian de nosotros, por lo tanto debemos ser más concientes acerca de qué conductas tenemos cuando nos enojamos o cuando estamos tristes, ya que eso es lo que mostramos a los chicos.
  • Hacer un espacio que se llame Rincón de la Calma o una cajita con cosas especiales para usar en momentos de desborde emocional. Armar un lugar físico específico al cual los chicos puedan recurrir cuando tienen ansiedad o enojo. Tiene que haber objetos que les gusten y los relajen (ellos pueden elegirlos): un peluche, un objeto para descarga sensorial, un instrumento musical o sonoro, una pelotita, masa, o simplemente lápices de colores y papel para dibujar. Tienen que ser  cosas que les transmita serenidad y calma en un espacio reconfortante.
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