miércoles, 1 de febrero de 2017

Ollas, tapas y bols: por qué dejarlos jugar en la alacena?

Bols de distintas formas y tamaños, ollas, sartenes, potes, cucharas grandes de madera y cucharitas de metal, madera o plástico, tapas, tarteras, platos y vasos de plástico, o cualquier recipiente que encuentre Faustina en la alacena pueden convertirse en el juguete más interesante y atractivo para descubrir y divertirse.
Faustina juega con recipientes, cucharas y fideos
a darle la comidita al bebé

Aunque a veces me agote tener que levantar del piso todo lo que ella tira, sé que para los chicos es un buen entretenimiento donde tienen la posibilidad de descubrir diferencias, semejanzas, usos, sonidos, texturas, interacciones entre y con los objetos, y los ayuda a poner en juego la imaginación y creatividad. Todas buenas razones para dejarlos jugar con utensillos de cocina!

Desde que Faustina comenzó a desplazarse gateando (lo recuerdan?) juega con todo lo que allí encuentra. Abre y cierra esas puertas a su gusto, va a buscar algo que necesita o se deleita simplemente jugando con los tuppers. Si bien juega con juguetes y sus preferidos están relacionados con todo lo que tenga que ver con el bebé, le gustan mucho los utensillos de cocina. Hace alrededor de un año y medio que, en algún momento del día, recurre a la alacena para entretenerse. Mientras la miraba el otro día, me preguntaba por qué le interesaban tanto, hasta que la observé y me di cuenta que va descubriendo y haciendo distintas cosas.

Si al principio se deleitaba sacando y tirando todo lo que encontraba allí dentro y luego pasaba un rato poniendo y sacando cada cosita, ahora explora de otra manera. Distintos tamaños, pesos, sonidos, materiales... las ollas y bols la invitan a probar la experiencia de meterse uno dentro de otro, a jugar a revolver comidita para el bebé, o se transforman en objetos de percusión de sonidos variados.

Aunque sigue sin entrar en la etapa de construir ni está interesada en apilar unos sobre otros, ahora le gusta poner el recipiente más pequeño adentro de otro y también batir con distitas cucharas y probar su comida imaginaria. A veces le doy polenta, harina, fideos, cereales o galletas para que juegue, y a pesar del enchastre que hace nunca me arrepiento porque la veo explorar, descubrir y divertirse.

Además, está atravesando la etapa del transvasado de líquidos y no se cansa de juntar agua (en la bañera o en la pileta) con un tachito y llenar otro. Ya descubrió que puede juntar el agua en el bols y luego verterla en otro o tirarla donde quiera! En este sentido, su motricidad y coordinación han mejorado muchísimo y también se dio cuenta de los conceptos de llenado y vaciado.

De vez en cuando vuelve a algo que descubrió el verano pasado y le encantó: golpear en el piso la tapa de metal de una olla que suena como una campana y luego hacerla girar, mientras se divierte observando cómo hace reverberancia el disco metálico que no para de dar vueltas y replicar el sonido hasta que, finalmente, apura su redoble hasta terminar quieto y silencioso en el suelo. El final le causa gracia y todo el espectáculo de la tapa girando la deja atrapada de asombro y lo repite una y otra vez.

A veces juega allí mismo donde saca los bols y a veces sólo va a buscar algo para llevárselo a otro lado, guardarlo en un bolso, llenarlo de fideitos o hacerle la comida al bebé.

Muchas veces las familias buscamos juguetes (tan costosos hoy en día) y resulta que nuestros niños pueden divertirse, jugar y aprender con un simple par de bols! En la siguiente nota, algunos juegos que hacemos con Faustina.

Aquí les dejo un video reciente de una de las tantas veces que Faustina disfrutó con la tapa de una olla:
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