viernes, 10 de marzo de 2017

Faustina conoció el mar

La playa y el mar. Yo quería que Faustina conociera la playa y el mar, que explorara las sensaciones que provoca la arena seca, caliente, húmeda, mojada, el agua del mar, salada, espumosa, fría, líquida, ruidosa, mágica.
Faustina juega con sus baldecitos en la arena.

Me la imaginaba corriendo hacia ese grandioso y extenso mar moviendo su cuerpito graciosamente como sucede cada vez que apura el paso, mirando los granitos de arena caer desde su palita o sentirlos deslizarse entre sus manos, ver cómo se le escurría el agua en los pies cuando la ola se retiraba y se le hundían en la arena algo movediza. Qué sentiría? Le gustaría? Se asustaría del vaivén del mar, quizás, o de las olas que rompen estrepitosas? Le disgustaría el contacto con la arena, acaso?

La imagen de Faustina en la playa se había instalado en mi cabeza y con el deseo de ofrecerle estas experiencias armé unas vacaciones en la costa atlántica. El año pasado no habíamos podido darnos vacaciones pero ya era hora de que mi hija conociera el asombroso mar y descansar un poco.

Incluida mi mamá que se alegró con la invitación, las tres mujeres nos fuimos a pasar nuestras vacaciones juntas. Del descanso no puedo hablarles porque regresé más cansada de lo que fui! Caminar con los casi dieciseis kilos de Faustina en brazos para atravesar cuatrocientos metros de playa no sé si fue una buena idea. Lamentablemente, las playas no son accesibles, no tiene pasarelas ni infraestructura pensada para que todos accedamos y disfrutemos, pero las familias hacemos varios viajes y esfuerzos extras sólo para que nuestros adultos mayores, niños o personas que usan una silla de ruedas puedan llegar a la orilla del mar.

No era la única que cruzaba el desierto de médanos y arena en varios viajes. Un hombre solía ir y venir con cosas hasta buscar a su esposa y ayudarla a caminar sostenida de sus hombros. Y yo con sombrilla, reposeras, heladora, bolsos con ropa, toallones, cámara de fotos, el balde con la palita y todos los bols para jugar, y luego volvía las cuatro cuadras para cruzar nuevamente la extensa playa con mi mamá y con Fausti a upa y el termo con agua bien calentita para el mate! Dos veces al día!

Pare de sufrir! Pero cómo fue que se me ocurrió eso? No tuve una mejor idea? No. No tuve. Pero Faustina disfrutó tanto, tanto que cada paso, aunque agotada, les juro que valió la pena. Porque imaginaba que podía gustarle, claro, pero nunca imaginé que lo disfrutaría como lo disfrutó y que yo iba a disfrutar tanto con sólo verla disfrutar a ella!

En primer lugar se asombró con el paisaje que se desplegaba ante sus ojos una vez que cruzamos el médano y pudo ver la gran plataforma de arena y el inmenso mar. "Mar achul!", me dijo, y la alegría le pintó la cara. En segundo lugar le encantó la playa y entendió rápidamente qué se hacía allí: jugaba con arena, con un balde con agua del mar, con las conchillas y los caracoles, hicimos castillitos, pozos, tortas de cumpleaños, y se comía churros en la reposera. Observaba lo que hacían todos: chicos, familias, vendedores o perros e imitaba al vendedor de churros y bolitas con su cantito.

Y conoció a otros chicos. Mientras caminábamos por la orilla, no dudaba en acercarse a jugar con otros niños, incluso se hizo amiguita de Alma y Lola, de cuatro y año y medio, a quienes buscaba todos los días en la playa y que le regalaron un dibujito que hicieron para ella el último día.

Pero lo que más le fascinó fue el mar y correr por la orilla esquivando la espuma que dejaban las olas, mirando cómo se enterraban los pies en la arena mojada, tocando con sus manitos el agua, sentándose a jugar en la arena hasta que viniera una ola, una y otra vez, o riendose cuando la levantaba de un salto porque venía un ola más grande.

La experiencia fue hermosa. El clima nos acompañó los siete días y el mar bastante cálido y con poco oleaje nos dejó momentos maravillosos. Ahora, cada vez que la escucho cantar alguna canción donde se menciona al mar me emociona pensar que ya sabe de qué se trata. Verla disfrutar, sentarnos las tres a merendar, verla meterse en el mar, cavar un pozo en la arena o dejarla correr por la playa fue más emocionante de lo que pensaba. Y aunque llegué agotada y quería descanso de tanta movida, fueron las vacaciones más inolvidables que he tenido hasta ahora!

Mirá el álbum de fotos "Mar achul"!

No te pierdas el video de Faustina en la playa!


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