martes, 15 de marzo de 2016

Mi hija se adaptó al jardín ¿Y yo?

Hace apenas tres días Faustina empezó el Jardín maternal y se adaptó tan bien que ya completó el horario! Entra contenta, sin llorar, me saluda con la manito y se va con las señoritas a la sala.

Ya está, eso fue todo. Tanto esperar con ansiedad este momento de inicio del jardín y todo sucedió tan rápido que no tuve tiempo de procesarlo. Ella, que todavía no tiene dos años, se adaptó perfectamente y yo todavía suelto lagrimones por tener que dejarla cumpliendo su horario completo.

El primer día entré con ella a la sala. La recibieron las maestras y los compañeritos y ni bien vimos que se quedaba interactuando con los demás, salí de la sala (como habíamos acordado con las maestras). Entonces dije "la espero afuera" y me dijeron "andá a tu trabajo y volvé a las diez menos cuarto". "Ya, tan rápido", dije algo temerosa... "Tu hija está jugando lo más bien".

Subí a mi auto y lloré. La emoción era muy grande. Faustina, mi pequeña hija con síndrome de Down,  acababa de comenzar su escolaridad, su vida social, su educación formal. Empezaba una nueva etapa. Podría ser un desafío muy grande que haya confiado su educación a un jardín común, donde tiene que ir si pretendemos su plena inclusión, en igualdad de condiciones que los demás chicos.

Llegué a mi trabajo y no podía dejar de pensar cómo estaría, qué estaría haciendo... hasta que recibí una foto que me enviaba mi amiga Marcela, a través del whatsapp. Era Faustina en plena acción en la sala violeta, con sus compañeritos, mirando lo que proponía la maestra. Era mi hija! Faustina estaba ahí para mí! Y toda la angustia de no saber qué estaba haciendo dentro de la sala se transformó en una emoción enorme de verla en esa imagen tomada hacía apenas unos minutos. Pero ¿cómo era posible que mi amiga Marcela tuviera una foto de mi hija en el Jardín? La frase que acompañaba la foto decía: "Tengo corresponsales para cubrir el primer día de Fausti en el jardín!". Lloré más todavía... mi amiga, gran amiga y periodista, había arreglado con la Directora del jardín sacarle las fotos para mandármelas de sorpresa!

No paré de llorar por un largo rato. El valor de la amistad no tiene precio y sentí, una vez más, que no estaba sola en la aventura de vivir. Mis amigos siempre están ahí con pequeños grandes gestos que pueden estrujarte el corazón y hacerte sentir cuánto te quieren y acompañan.

Cuando la fui a buscar, Fausti se quedó un rato más porque estaba jugando en el patio y se iba a tomar el desayuno con los amiguitos. Salió agotada pero feliz y al día siguiente ya se quedó tres horas, participó de la clase de educación física, jugó con masa, bailó y cantó, entre otras cosas.

Hoy ya hizo horario completo. Entró sin llorar, observando todo lo que sucede  a su alrededor. Pero les confieso que yo me quedé angustiada. Se me hizo larga la espera. "Tantas adaptaciones habrás conducido!", me dijo mi amiga recordando que durante muchos años fui maestra jardinera. Y es cierto, pero como mamá lo vivo de otra manera, es lógico. Hoy me toca estar del otro lado y me alegra que Faustina se haya adaptado sin inconvenientes y disfrute, pero yo también tengo que hacer mi adaptación! El cambio de vida es muy grande. Un "año bisagra" para ambas, como me dijo la psicomotricista.

No sé si todas las mamás sienten lo mismo pero si tuvieras una hija con síndrome de Down que empieza el Jardín maternal, seguramente también estarías ansiosa, esperanzada, feliz, emocionada... y con una mezcla de alegría y emociones intensas que te tendría agotada como a mí!

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5 comentarios:

  1. Genial Eri! Felicidades en esta nueva etapa, ya nos tocará con Ringo :)

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    1. Viví exactamente la misma experiencia.Isabella se adaptó a su salita de dos sin dificultad y esta FELIZ!!!! .
      yo también lloré jajajaja mezcla de emociones en la cual prima la FELICIDAD

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  2. Tarsicio Manuel Fernandez15 de marzo de 2016, 19:54

    Erica entiendo tu angustia y emociòn, el que ha dado Faustina es un paso enorme hacia su independencia. Me alegro por ella y por tu temeroso corazòn de madre. Un abrazo.

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  3. Eri, a todas las mamás y más primerizas nos pasa. Ellos/as se adaptan a todo, a nosotras nos cuesta. Lauty iba a jardín maternal desde los 5 meses hasta los 4 y cuando nos mudamos de casa y de jardin, uy! Si q sufrí, el estaba feliz y yo angustiada. Pero todo pasa, y ver la felicidad en sus cartas te llena el alma. Son etapas que nos hacen ver su independencia y eso duele, pero es parte del crecimiento.
    Me alegro mucho por Faustina.
    Un abrazo y a disfrutar de los logros!

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