domingo, 22 de diciembre de 2019

Pirotecnia sin ruido para que todos disfrutemos!

"Cuando uno es chico no hay mayor ilusión que esperar la llegada de Papa Noel. Sin embargo, para mi hijo Franco, que llegue Navidad o año nuevo es sinónimo de miedo y sufrimiento", comienza a contarme Marina, su mamá. 

Fran tiene Asperger y debido a su condición padece los ruidos. "Nuestras fiestas, desde sus 2 años, terminan siempre encerrados en un baño, dentro de una bañadera, o en una habitación, con auriculares o manos en los oídos, con música bien fuerte, entre llantos y gritos nerviosos, abrazados para que su angustia salga y se sienta siempre contenido", me cuenta.

"Cuando tenía 6 años, llorando me preguntó "porque hacen eso?". Le respondi que era para festejar, pero su repuesta fue mucho más lógica: "parece una guerra, no una fiesta", me dijo, y realmente tiene razón", relata esta mamá que como muchas otras sufre y ve sufrir a su hijo y su familia con los estruendos de la pirotecnia.

"El sentir las vibraciones de la puerta de la calle o los estruendos en el patio realmente remiten a eso. Hoy, con 10 años, Franco espera sus fiestas un poco más tranquilo, sabe que cuando el reloj marque las 23:45 es momento de ponerse los taponcitos, aunque tal vez algo se escuche, sabe que hay gente que festeja de ese modo. Aunque todavía no comprende la razón (y sinceramente nosotros tampoco), ojalá su historia y la de muchos chicos y animales que padecen la pirotecnia logre concientizar para que el festejo sea de todos y no solo de algunos", dice Marina.

Es que hay personas que tienen trastornos sensoriales y padecen tremendamente los estruendos de la pirotecnia. Personas con trastorno del espectro autista (tea) y con hipersensibilidad a los sonidos sufren cada año, junto a sus familias, los ruidos que pueden tornarse dolorosos e insoportables al punto de generar verdaderas crisis de angustia y dolor en las personas.

Ya leiste la historia de Franco y su familia, viste chicos que tapan sus oídos para atenuar el impacto de los altos estruendos. Ya viste niños llorando desesperadamente y pidiendo que cesen las explosiones de ruidos altísimos. Ya viste crisis, familias que pasan las fiestas acompañando y sufriendo con sus hijos. Ya lo viste, lo vimos todos en los videos que circulan en las redes.

Ahora que ya sabés lo que sucede, qué  vas a hacer frente a ese dolor? Ahora que sos conciente del daño que eso causa en otras personas y sus familias, seguirías usando pirotecnia estruendosa?

Quienes queremos que todos puedan disfrutar de unas fiestas en paz te pedimos que no compres, uses ni promuevas la pirotecnia con ruido y que te sumes a concientizar sobre este tema, a informar y promover el derecho que todos tienen de vivir un momento en familia, de  bienestar y disfrute.

#pirotecniacero #maslucesmenosruidos

Muchas gracias!!! Todos pidemos hacer un mundo mejor.

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lunes, 2 de diciembre de 2019

De qué discapacidad hablamos?

El 3 de diciembre es el Día Internacional de las personas con discapacidad y yo, que tengo una hija con síndrome de Down, ya empiezo a preguntarme de qué discapacidad me hablan! Deberíamos mencionarlo como discapacidad? Por qué hay personas que llevan esa etiqueta? 


A lo largo de los años, las personas con una discapacidad o condición fueron maltratadas, excluídas, discriminadas. Y lo siguen siendo. Muchas cosas han cambiado, pero siguen siendo estigmatizadas, víctimas de la dicotomía de pensar "normalidad/anormalidad", de crear un mundo donde "al que le falta algo" o "no entra dentro de los parámetros de normalidad" entonces queda relegado, excluído de casi todo.

En 1992 la Asamblea General de Naciones Unidas proclama este día para tomar conciencia sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. Fue un gran avance. Luego la Convención dejó puntos claros que echaron luz sobre la necesidad del cambio de mirada sobre la discapacidad y avanzó sobre los derechos.

Pero hoy pienso que si una persona "no encaja" en lo que está armado para que no encaje, obvio, tiene discapacidad. Sin embargo, hoy voy más allá. Faustina, mi hija de cinco años con sindrome de Down, tiene discapacidad??

Lo que tiene es una forma de ser, aprender, vivir, única! Nada más que eso. ÚNICA. Una mujer en silla de ruedas no puede pararse y correr, pero por eso es llamada como persona con discapacidad? Un niño ciego no ve con sus ojos, y eso es suficiente para considerarlo persona con discapacidad? Un hombre con autismo, con parálisis cerebral o sordera, es una persona con discapacidad?

La discapacidad son las barreras que ponen los otros. La discapacidad son los muros que construimos todos para que esas personas no entren. La discapacidad son los sistemas, las políticas y las instituciones que no tienen en cuenta al otro. La discapacidad es la manera de pensar, de convivir, de interactuar que tenemos con los otros.

La discapacidad está afuera y no en la persona! Las personas tienen muchas capacidades, muchas, pero lo único que hacemos es enfocar, quizás, en la única falencia que tienen. Y ni siquiera es falencia porque la persona es completa, es como es, con todo lo que tiene y lo que no tiene, COMO TODOS. 

Entonces, Faustina, mi hija de cinco años con sindrome de Down, tiene discapacidad? La tiene porque la sociedad la mira como persona con discapacidad, le pone etiquetas y cree que es diferente (y quién no lo es!). La tiene porque tiene que ir a una escuela con un proyecto de inclusión porque no está pensada para ella! La tiene porque el mundo laboral tiene prejuicios con las habilidades que puede tener una persona con sindrome de Down. La tiene porque va a cualquier actividad y las personas no saben cómo interactuar con ella!

Todas las personas somos distintas. Pero todavía tenemos que hablar de inclusión de personas y no de un mundo para todos. Por eso, como muchas otras personas, me gusta hablar de convivencia, una convivencia donde todas las personas son personas, personas diversas, y son consideradas a partir de sus capacidades. Diversidad. Convivencia con esa diversidad.

Anhelo el día en que ya no tengamos que hablar de inclusión porque ya estemos todos contemplados. Deseo profundamente que no haya prejuicios que pongan de un lado o del otro a una persona. Aspiro a un mundo donde no haya que dar batallas por esto tan injusto.

Pero por ahora, este día nos sirve para recordar que vale la pena la lucha. Que las "personas con discapacidad" necesitan ser reconocidas como personas, diferentes en algunos aspectos, iguales en otros. Como todos. Somos seres humanos diversos, singulares y valiosos. Todos!


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viernes, 29 de noviembre de 2019

Faustina se fue de campamento!

Tengo los ojos llenos de lágrimas, todavía. Son de emoción, de esperanza, de alegría, de la satisfacción que da ver que mi hija crece y tiene la oportunidad de vivir las experiencias de una niña de cinco años que va al jardín.


Y es que hoy se fue, por primera vez, de campamento. Se fue a disfrutar con sus amigos, a divertirse, a descubrir que la vida es eso: rodearse de personas distintas, compartir, interactuar, convivir, conocer, sentir.

Cuando me enteré que iría de excursión se lo comenté a una amiga que me dijo "campamento?", "Y la vas a dejar ir"?". Yo no lo había puesto en duda ni un segundo. Sentí un poco de miedo, sí, como cualquier mamá, pero nunca se me ocurrió pensar que la tenía que privar de esa experiencia.

Pero hoy lloro. Quizás porque no puedo creer que Faustina esté tan grande. Tal vez porque me emocionan los logros alcanzados, los pasos que va dando... Quizás porque hay muchos otros chicos con síndrome de Down que no tienen o tuvieron la oportunidad de hacer una experiencia como esta.

A lo mejor es el asombro porque el jardín al que concurre no puso ninguna traba, condición ni requisito para que ella participara del campamento. No me pidió ningún acompañante o maestro especial que la asistiera. Al contrario, tuvieron en cuenta varias cosas que le servirían a ella y al grupo para tener la mejor experiencia posible.

Subió al micro contenta, coreando "cam pa mento", "cam pa mento". Se sentó con su amiga Aitana, con quien tiene mucha empatía y se siente segura. Se fue un poco seria, porque le da miedo viajar en colectivo, pero se lo bancó y se fue.

Pensábamos que íbamos a tener que convencerla de subir, porque hace poco filmaron un video y lloró tanto de terror que tuvieron que bajarla del micro, que ni siquiera estaba en movimiento. Es que desde chiquita ha manifestado algunos trastornos sensoriales y vértigo. 

Tiene una propiocepción vestibular diferente debido a que sus órganos y sus músculos tienen baja tonicidad. Eso le trae vértigo, falta de coordinación motora, desequilibrio, una percepción distinta del espacio, por ende, una respuesta distinta que repercute en sus movimientos y en su comportamiento.

Todas estas alteraciones sensoriales le dan pavor. Y realmente a veces es imposible que se suba a un colectivo. Pero hoy lo hizo. Asustada, pero lo hizo. Y ahora está de lo más contenta en el campamento. Ya vi fotos armando carpas y en malla, disfrutando del aire libre!

Ahora mis lágrimas se van evaporando. Es hora de disfrutar cómo va fluyendo todo. Porque todo pasa muy rápido. Y a las emociones hay que dejarlas transcurrir para crecer y fortalecernos. Y también es bueno dejar ir lo que se tiene que ir para que venga lo nuevo, para dar lugar a otras cosas. Voy aprendiendo a disfrutar y agradecer que Faustina no tenga etiquetas que le impidan su educación, que interfieran en su convivencia o la dejen afuera de una niñez sana.

A la tarde voy a un fogón junto a las otras familias, a compartir actividades con ella! 😄

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jueves, 28 de noviembre de 2019

¿Existen los cumpleaños inclusivos?

A sus cinco años de edad, Faustina ya fue a muchos cumpleaños. Y yo también con ella. Con el tiempo fui observando que los festejos no están pensados para todos. La pregunta es siempre la misma: los cumpleaños son inclusivos? Los salones, o y actividades que proponen, tienen en cuenta a los niños con discapacidad o las necesidades de todos?
Faustina mira la cámara.

La verdad es que no lo hacen. Tampoco los grupos que animan las fiestas, personas que están al cuidado y quienes conducen el show los tienen en cuenta o saben qué deben hacer. Todavía queda mucho por concientizar, incluso a las familias que organizan cumpleaños con la noble ilusión de que los niños disfruten.

A Faustina la recibieron siempre bien: las personas que la invitaban, las que organizaban, las que cuidaban a los niños en los juegos. Sin embargo, muchas veces mi hija se ha retirado de las actividades simplemente porque van muy rápido! Ella puede responder qué animal hace ese ruido o de qué color es la ficha gigante que tiene la animadora en su mano, pero nunca hay oportunidad de esperar la respuesta de Faustina, que no es tan rápida.

Y es que todo es a los apurones: "el que levanta la mano primero gana" o "el que se sienta primero gana", "el último que se baja del escenario pierde!"... Y Faustina pierde. A ella le cuesta mover el cuerpo al ritmo de los otros, la coordinación o comprender la consigna y procesar la información. Cuando mi hija contestó lo que le preguntaron, todos los demás ya le ganaron, por supuesto.

Además, los gritos al micrófono y la excitación con que los alientan tampoco favorece su experiencia de participación: Faustina suele retirarse de la propuesta. Los juegos de rapidez motora o de coordinación no son son su fuerte, aunque con la ayuda necesaria y la guía del adulto podría hacerlo.

María Marta, que es mamá de Benja, un niño con autismo, siempre me cuenta los inconvenientes que tienen cada vez que su hijo tiene un cumpleaños. Y también relata una realidad: la mayoría de los peloteros no atiende a las demandas de lo que ella aclara que Benja necesita. "Bajar el volumen del sonido es esencial para no perturbar la estadía de un niño con trastornos sensoriales, pero no lo hacen", me cuenta.
Benja con su traje de Buzz Lightyear!

Pero el problema es que Benja sufre y hay pequeñas cosas que podemos hacer para que realmente pueda disfrutar los cumpleaños. Por ejemplo, las luces que suben y bajan, la intensidad del sonido que suele estar demasiado alto (los decibeles superan lo que debería estar permitido para cualquier niño)... Porque esto es lo que provoca las crisis.

Para un niño con trastornos sensoriales, el volumen, los destellos de las luces que parpadean, o que de pronto apaguen todas las luces para soplar las velitas, puede ser un verdadero caos con el que no puede lidiar. Benjamín quiere ir, quiere estar en los cumpleaños, quiere compartir los momentos. Así que todos debemos estar atentos a qué necesita un niño con autismo, discapacidad, trastornos sensoriales o cualquier otra condición.

Solo falta pensar, entonces, en propuestas adaptadas a las necesidades de todos los niños. Quienes ofrecen servicios de cumpleaños deberían saber que las personas pueden tener necesidades específicas que atender y entender. Es cuestión de educación y concientización. Preguntar qué necesitan, estar preparados y que todo funcione de manera que se minimicen las chances de que puedan resultar una experiencia perturbadora para cualquier chico.

"Te parece bien que no apaguemos todas las luces al momento de soplar las velitas?", le preguntaron una vez a la mamá de Benja. Y Benja disfrutó el cumpleaños!

Se trata solo de tener empatía con el otro y ponerse en sus zapatos. Y si ves que en el salón de fiestas bajaron el volumen de la música pero a los dos minutos están gritando en el micrófono, por favor pedí que se respete el volumen del audio.

Confío que, de a poco se va a lograr! Porque estas personas que hoy prestan servicios no estuvieron en contacto con personas con discapacidad y hoy empiezan a encontrarse con que tienen niños con autismo que van a los peloteros.

Probablemente, los niños de hoy que viven experiencias de inclusión en las aulas serán en el futuro adultos que tengan en cuenta a una persona con discapacidad, que sepan qué hacer y qué ofrecer. Vamos haciendo una sociedad inclusiva de a poco y entre todos. Y para eso la educación inclusiva es sustancial.

No lo olvidemos! Todos los chicos tienen derecho a participar de los cumpleaños!

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sábado, 9 de noviembre de 2019

Las normas sociales también se aprenden

- Acá te dejo el platito, Fausti
- Gracias, mami

- Fijate que te puse el monedero para el kiosko en la mochila, hija
- Ahh, Gracias mami

- Mirá lo que te traje!?
- Ahh, mami, qué lindo, gracias!


Faustina dice gracias cada vez que le sirvo la comida, le doy una sorpresa, le llevo algo o termino de ponerle las zapatillas!

Le preparo una tostada, gracias, le sirvo jugo, gracias, termino de peinarla, gracias.

Estos me hace sonreír cuando la escucho y también reflexionar sobre la necesidad de terminar con un mito más sobre las personas con sindrome de Down: que son maleducados o no pueden aprender las normas sociales.

Yo te digo que sí pueden, pero claro, es necesario un contexto que enseña. No es casual que Faustina haya aprendido las normas sociales: agradecer, pedir permiso, esperar un turno, saludar, pedir ayuda o ayudar al otro, pedir disculpas... todo se aprende, y se enseña! Y en su caso, la familia y el jardín fueron los contextos para aprender (y seguir aprendiendo) a vincularse socialmente.

Cómo cualquier persona, aquellos que tienen síndrome de Down aprenden de acuerdo al trato que reciben de los adultos. Que tengan este Síndrome no significa que no puedan aprender las normas sociales. 

Este aprendizaje lo hacen cuando hay un adulto que enseña. No hay que ser temerosos de que nunca las van a aprender. Muchas personas me escriben porque conocen o tienen en su familia a personas con sindrome de Down que tienen conductas desajustadas con lo social. Quizás tengan que tener un poco más de paciencia por el desarrollo del lenguaje, los modos de aprender o quizás la falta de límites que marquen qué está bien y qué no. Pero aprenden.

Una vez, en la universidad donde trabajo, me encontré con una docente y me preguntó cómo me había ido con el embarazo. Le conté que tuve a Faustina, que era hermosa y que tenía Síndrome de Down. Ella cambió su cara y se mostró visiblemente afectada. Lo primero que me dijo fue que iba a tener un gran trabajo para enseñarle a comportarse porque ella conocía algunos casos de chicos con SD que eran desinhibidos y no tenían comportamientos sociales adecuados frente a los demás. Me decía que iba a ser difícil trabajar esto y lograrlo. A mi me sorprendió que dijera eso pero comprendí que ella tenía su experiencia y había visto chicos cuya conducta social no era apropiada. 

Pero cuando las personas tienen conductas desajustadas y hacen cosas inapropiadas necesitan aprenderlas.

En otra oportunidad, estando sentada en un bar, vi pasar adolescente con Síndrome de Down de una Escuela Especial. Dos o tres de ellos se iban pegando patadas y ningún adulto les decía nada, los dejaban que se peguen como si fuera imposible indicar que esa conducta estaba mal. Eso llamó mi atención. Por qué no enseñaban el respeto por el otro? Acaso pensaban que no lo aprenderían?

Las personas aprendemos imitando, conviviendo con otros que nos respetan y nos enseñan a respetar. "Buen provecho, mami", me dice Faustina para empezar a comer. "Gracias, hija", el mismo gracias que luego me dirá ella.
    
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viernes, 1 de noviembre de 2019

Egresadita 2019: emoción y agradecimiento

Falta poco más de un mes para que terminen las clases y las familias que tenemos hijos que egresan ya venimos de emoción en emoción. Hoy en el Jardín de Infantes a Faustina le entregaron el pin de egresada y la ceremonia fue tan emotiva como reconfortante.

Faustina y las dos Helenas, con sus camperas y su distintivo de egresadas del jardín!

Este año Faustina termina el jardín, que empezó cuando todavía no tenía los dos años y era apenas una pulga tocatodo que recién comenzaba a caminar. Fueron cuatro años de su bella y espectacular infancia, que transitamos con logros y desafíos en dos jardines de infantes.

Conoció a otros niños, hizo amigos, tuvo que aprender a compartir, a comunicarse y respetar las normas y también a los otros. Agarró más de un cachete, tiró del pelo, hizo berrinches y tuvo crisis cuando se vio desbordada. Pero aprendió a usar las palabras, a preguntarle a un amigo si puede jugar, a esperar el turno, a pedir lo que quiere, a escuchar al otro, a disculparse. 

Fue desafiante y se mostró dominante y gritó a todo que no, una y mil veces. Hasta que aprendió a ser más flexible, a aceptar, a convivir sabiendo que hay un otro que no quiere lo mismo que ella y que seguro tiene otra forma de ver las cosas, de jugar, de ser, de pensar, de vincularse.

La amaron (y la aman) maestros, compañeros, las mamás de sus compañeros, el personal de las escuelas. Porque Faustina es comestible y tiene una personalidad increíble. Ella va para adelante, es muy curiosa y sabe mostrar qué quiere y qué no. Es charlatana, le molesta que la besen, la toquen y la abracen, pero cuando quiere demuestra todo su amor y se funde en un abrazo sincero e interminable con el otro, un abrazo inigualable que le piden hasta sus propios compañeros del jardín: "Fausti, un abrazo", le dicen hasta en la puerta. 

Ella accedió al conocimiento y termina un ciclo: el nivel inicial de la educación común, algo que no es tan "común" como parece, porque aunque es un derecho de todos los chicos, muchos niños y jóvenes con este síndrome son discriminados, excluidos, ignorados y no tienen la oportunidad de ir a la escuela común ni de recibir la misma educación.

Faustina transitó plenamente su paso por el jardín y, desde sala de tres años contó con un proyecto pedagógico de inclusión, que le trajo una maestra integradora maravillosa que la acompañó todos estos años y guió a los docentes y directivos en la búsqueda de estrategias, recursos y modos de hacer las cosas, para que mi hija tuviera las mismas oportunidades de acceder al conocimiento que el resto. 

Su diagnóstico de síndrome de Down pesó muchas veces sobre sus hombros, muchas más de las que yo hubiera imaginado, pero llegamos a un lugar donde la escuela la ve como una niña, como persona, como una alumna. A lo largo de su trayectoria por el jardín común, algunos maestros lograron entender que para muchas cosas solo había que ser pacientes y darle tiempo y fueron más predispuestos a aprender y modificar lo que fuera necesario para hacer posible la inclusión.

Tuvimos la suerte de tener al lado nuestro a grupos de padres amorosos, comprensivos, que siempre trataron a mi hija como una niña más, que nunca dejaron de invitarla a un cumpleaños, que fueron aprendiendo acerca de las diferencias y la convivencia a partir de esas diferencias.

Fuimos muy afortunadas, (quizas demasiado?), de lograr la inclusión verdadera cuando la mayoría de los niños con síndrome de Down y sus familias tienen que enfrentar serios obstáculos que impiden  su educación en jardines comunes.

Queda mucho por recorrer todavía. Quedan batallas que dar, dificultades que atravesar, desafíos que superar. Pero estoy segura que, con Faustina, vamos a seguir cosechando grandes frutos. Porque esto recién empieza y porque también quedan muchas alegrías por vivir, muchas cosas para disfrutar y otras tantas que aprender. 

Y a esta altura del año, las emociones son encontradas: de felicidad y alegría por haber logrado una muy buena experiencia educativa para Faustina, y también angustia por terminar una etapa tan linda como es la del jardín de infantes.

La escuela primaria nos espera y tenemos mucho por delante. Solo queda seguir, aprender y agradecer los aciertos y los errores, a las personas que nos han acompañado, a las instituciones, a los padres, a los niños, a la familia que tenemos, y a ustedes, los que están ahí y nos alientan cada día, y aprenden con nosotras, comparten muestras experiencias, y agradecen también que esté cambiado la mirada hacia las personas con síndrome de Down.


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miércoles, 23 de octubre de 2019

Las rutinas sirven para organizar la conducta

Las rutinas sirven para que los chicos puedan organizarse. Si transformamos en rutinas ciertos momentos del día, podemos hacer que a nuestros hijos les resulte más fácil hacer cosas que deben hacer. Sobre todo en el caso de Faustina que pone cierta resistencia y quiere hacer lo que ella desea!

Faustina y yo abrazadas.
Hay rutinas para comer, lavarse las manos, bañarse, dormir... Si bien Faustina tiene armadas sus rutinas, necesitaba una para vestirse. Te cuento lo que nos pasaba: a mi hija le costaba mucho  vestirse a la mañana. Realmente era una lucha. Había que insistirle y corría por toda la casa negándose, y, cuando lograba vestirla, empezaba la lucha para peinarla... Y también se resistía, no quería, entonces perdíamos mucho tiempo pese a que se levantaba temprano.

Llegar al jardín a horario para ella era imposible porque se desorganizaba con esto, se resistía a peinarse, a cambiarse, a ir al baño. Pero en una evaluación que tuve con el centro de estimulación hablamos acerca de que Faustina necesitaba rutinas para organizarse y me di cuenta lo que estaba pasando en casa: "ya sé por que Faustina no se quiere vestir”. Es porque en realidad nosotras, los días que no va al jardín (sábados y domingos, feriados o cuando está enferma), no nos cambiamos inmediatamente al despertarnos. Nos gusta quedarnos en pijama y tomar el desayuno, preparar las tostaditas con mermelada, el mate  y su juguito. Luego a media mañana nos cambiamos las dos y hacemos nuestras cosas, pero desayunamos en pijama.

Entonces por qué pretender que se vistiera a los apurones cuando iba al jardín. Claro, lo que quería era seguir en ropa de cama y después, sin apuro, cambiarse. Entonces empecé a ser sistemática con esto y armar una rutina. Así, cada vez que se levantaba Faustina, tenía que vestirse porque entonces no habría confusión. Si todos los días ocurre lo mismo, luego se transforma en algo previsible y organizado y así no puede fallar. Te lo aseguro, no falla.

Lo empecé a hacer en las vacaciones de invierno. Había que cambiarse antes de salir de la cama. Hacia frío, era temprano, pero el sacrificio había que hacerlo, pues sería la única forma de que resultara organizada su mañana. Aunque fuera sábado, domingo, feriado, vacaciones y aunque se levantara a las seis de la mañana, lo empezamos a hacer cada día. Y enseguida funcionó!

El primer día un poquito se resistió pero no se bajo de la cama hasta que no se vistió.  El segundo día igual y el tercero ya dijo “mami, faltan las medias y las zapatillas". El cuarto día ella ya estaba dispuesta a vestirse sola, no se negaba y al quinto día ya no se bajaba de la cama y me decía “¿mami me vestís?”.

No fue fácil, pero me armé de paciencia. Era invierno, hacía frío, Faustina se levanta muy temprano... pero tenía que hacerlo igual, porque realmente funciona.

Ahora sabe que antes de bajarse de la cama tiene que vestirse, luego ir al baño y peinarse y luego desayunar. Eso le organizó todo y ahora lo hace sola, porque sabe que después de una cosa viene la otra!

De esta manera se arman las rutinas, estableciéndolas varios días, aunque luego pueden cambiar. En el verano le puedo explicar que ya no vamos al jardín y entonces eso lo vamos a dejar de hacer por un tiempo. Por ahora nos resulta muy bien: se levanta, se viste mientras charlamos, va al baño, se sienta a que la peine y desayuna para luego ir al jardín!! Nada de correrla por la casa ni insistirle para que lo haga. Ya está todo organizado!


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martes, 22 de octubre de 2019

A Faustina se le cayó un diente!

Tremenda sorpresa me llevé esta mañana en la entrada del jardín! Al entrar, estaba la maestra integradora que se dio vuelta y me hizo un gesto: "se le salió ya un diente a Fausti?". "Quééé?", dije yo, y entré al Hall del jardín. A Faustina se le había caído su primer diente, ese mismo que asomó por primera vez al año y casi cinco meses!

Faustina muestra sus dientes y la ventanita que le quedó. Está muy orgullosa!

Qué sorpresa y emoción tan grandeeee! Esta hija mía no para de darme alegrías! Resulta que se le salió anoche y creemos que se lo tragó! Fuimos al cumpleaños del primo Loren y, atando cabos, pensamos que se lo comió con una porción de pizza. 

La abuela Milsi dijo que ya la había visto un rato antes con el dientito un poco torcido y me iba a avisar, pero pasó otra cosa y se olvidó de decirme. La tía Ro dijo que cuando salimos del baño y ya nos íbamos, vio un espacio entre los dientes y pensó "qué pasó acá!". También iba a decirme pero pasó no sé qué cosa y se olvidó. En el auto se durmió apenas dimos la vuelta manzana para regresar a casa. Así que yo no me di cuenta!

Fue tan gracioso! Hoy, con Faustina, estuvimos riéndonos desde que se levantó a las seis y media de la mañana, pero como no se le ven los dientitos de abajo cuando se ríe ni tampoco ella me dijo nada, no me di cuenta de lo que había sucedido. Así que llegó al jardín y lo descubrió la maestra integradora! (Daniela, ves que no exagero cuando digo que fuiste y sos una persona muy importante en la infancia de Faustina, no?) 

Abracé a Faustina y casi muero de la emoción. Es que siento que crece a pasos agigantados. Todos la  felicitamos y Faustina se puso muy contenta. Hoy fue la protagonista en el jardín! Se sentía como grande y orgullosa. Es que venimos hablando de esto hace un tiempo. Me preguntó sobre el ratón Pérez, me contó que a los amigos se le caen los dientes y le expliqué lo que iba a suceder. Ya desde el año pasado viene con este tema. Pero realmente creí que a ella le faltaba, pues sus dientes salieron un poco más tarde que a los demás y pensé que también se caerían más tarde!

Pero ya vez, no hay reglas para el crecimiento! Las personas somos únicas! Y si bien hubo que esperar que salieran sus primeros dientes, la caída de los dientes de leche llegó tempranamente. Mi primer diente se cayó a los siete años! Y mi hija solo lleva cinco años y ya tiene "ventanita".

Sus compañeros de jardín estaban tan contentos que salieron corriendo a contarle a sus mamás! Incluso, su amiguita Priscila llegó a su casa y gritó: a mi amiga se le cayó un diente, abuelooooo! (Su mamá me acaba de contar). Mi vida. Imagínense la conmoción de un niño por esto!

Así que ahora le toca una visita a la odontóloga. Y seguir cuidando sus dientitos, que sabe lavar desde que tiene un año y medio! Se acuerdan de esos primeros videos? Ha crecido tanto mi hija... En tantos aspectos!

Es una alegría atrás de la otra y, a la vez, me angustia que crezca. Siento felicidad inconmensurable cada vez que la veo crecer tan lindo, tan feliz, tan sano. Pero como contrapartida, siento que crece y quisiera detenerla, que no pase más el tiempo. 

Lo cierto es que la vida es así. Entonces que hoy vamos a escribirle al ratón Pérez una carta para explicarle que no tenemos el diente pero efectivamente se cayó. Que le deje alguna sorpresa! Faustina ya pidió, a través de la ventanita que le quedó en la boca, "mami, que sean chocolates"!

Ahh, y ya se le mueve el de al lado! A seguir creciendo mi amor!

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lunes, 21 de octubre de 2019

Esto sí es educación inclusiva!

Todavía me siento emocionada. Y no es para menos. Frante a tantos actos de discriminación y exclusión que diariamente viven las personas con síndrome de Down, Faustina y yo experimentamos una vivencia increíble de verdadera inclusión en su escuela.

Faustina vestida de coya, en el festejo de su jardín.

El sábado fue la fiesta por los 25 años de la institución educativa a la cual asiste Faustina al Jardín de Infantes. Había bailes de los chicos en el escenario, un museo para recorrer la historia de la escuela y una exposición sobre el Noroeste argentino, un proyecto en el que vienen trabajando. De hecho, a Faustina le tocaba bailar el carnavalito!

Mi hija había estado muy entusiasmada con este proyecto y también con el baile, que venía ensayando con disfrute. La fiesta era el sábado, pero el viernes era el último ensayo y, por primera vez, tenían que subir al escenario. Para Faustina (que su síndrome de Down hace que aún no haya desarrollado su coordinación y su equilibrio y se desestabilice facilmente, además de que tiene vértigo) fue una experiencia que le generó pánico. Lloró de terror por el miedo a moverse y desplazarse en el escenario. Ni de la mano de alguien, ni solita. No podía hacerlo.

Cuando por la tarde la llevé a gimnasia artística al Instituto de Arte que tiene la escuela, me contaron que estaban viendo la posibilidad de bailar en el piso, debajo del escenario. Estaban evaluando cómo resolverlo para que mi hija pudiera participar (disculpen, me vuelvo a emocionar al escribirlo, pero no puedo evitarlo).

Cuando tenés un hijo con necesidades especificas y en su jardín son tenidas en cuenta, resulta que te das cuenta que verdaderamente la inclusión es posible. Que un grupo de directivos, maestros, dueños y personal lleve adelante una escuela inclusiva a partir de tener en cuenta a cada niño y darle las mismas oportunidades de participación, debería ser lo más usual del mundo. Pero resulta que no lo es. Y entonces las familias nos alegramos hasta las lágrimas cuando los educadores asumen el compromiso y la responsabilidad de garantizarle el aprendizaje y la participación a todos los alumnos.

El sábado Faustina llegó al Jardín muy alegre con su traje de coya. Esperó con sus compañeros, charló con ellos, jugó, pidió a dos amigas que saltaban de la mano que ella "también quería" y le dijeron "vení" y saltaron las tres. Luego llamaron a su sala a presentarse al pie del escenario. Estaban preparados para empezar el show. Pensé que probarían si podía subirse a los tablones. Pero de pronto, escucho en el micrófono que la directora dice que van a necesitar que todos se corran hacia atrás, "un poco más atrás, porque necesitamos hacerle un lugar a Sala Aventuras, que necesita hacer su número en el piso".

Ay, vuelvo a llorar. Sí, sí, lloré sin poder controlar las lágrimas. ¿Estaban haciendo el espacio por mi hija? ¿Realmente eso estaba sucediendo? ¿Le aseguraban su participación? Efectivamente, en menos de un minuto el espacio estaba delimitado. No habría despliegue en el escenario sino en el patio, por una razón muy importante: había una niña de cinco años vestida de coya y con ganas de bailar que no podía desplazarse en el escenario.

A partir de allí, vi todo el carnavalito borroso y estaba tan acongojada que no pude sacar ni una foto linda, ni una. Pero Faustina "brilló como una estrella" (como dijo su señorita Dai) y disfrutó del baile, de la conexión con sus compañeros, del ritmo, de la música. Hizo los pasos, las rondas, los zig zags, el puente con las manitos de la compañera, pasó por abajo, carnavaleó de lo lindo!

Mirá este pequeño video:




Y como si fuera poco, después subieron al escenario a cantar "Todos somos uno con los demás" de Abel Pintos. Faustina subió con ayuda de dos compañeros, y luego las seños la ayudaron a sentarse en el borde del escenario donde cantaron todos sentados. Ella no cantó; se quedó tocando la textura de la alfombra que lo cubría (porque todo lo sensorial le llama la atención). Tampoco se movió mucho, pues mientras los otros chicos pueden sentarse, acomodarse, pararse en el borde, a ella le cuestan todos esos movimientos y necesita ayuda.

Quedé tan emocionada que no me salían las palabras. Sólo atiné a darle un abrazo a las señoritas, a los directivos. Creo que entendieron mi silencio, mi emoción. Porque hay cosas que no hacen falta decir. Así como ellas no dijeron a los padres que había una niña que necesitaba esa oportunidad para que pudiera bailar. Simplemente tomaron la decisión. No dudaron. Creyeron que era lo mejor. Cuando en otros jardines sé que hubieran dicho "si no puede subir, no te preocupes", y la hubieran dejado afuera del baile. Pero en su escuela la tienen en cuenta!

Esta vivencia es sólo un ejemplo de lo que nos sucedió este año en el nuevo Jardín. Haber tomado la decisión de apostar a otra escuela en preescolar no fue nada fácil. Toda la angustia por el cambio, la incertidumbre de no saber si realmente funcionaría, la desorganización que sufrió Faustina con la adaptación, finalemte valió la pena. Sé que vale la pena. Porque los frutos su vieron todo el tiempo, desde el primer día. Porque la mirada del jardín es otra completamente diferente a la que estábamos acostumbrados. Cada reto es visto como un desafío, como un punto de partida para avanzar y no como un problema!

Esto es la verdadera educación inclusiva. Yo estoy muy orgullosa de la institución que elegí para Faustina porque, cada día que pasó, me demostraron que realmente están comprometidos con ello. Aunque debo decir que no es sólo la escuela común, sino también la escuela especial que siempre nos acompaña en su proyecto de inclusión, en especial la maravillosa maestra integradora que tiene desde sala de tres años que asesora al jardín (Daniela te amamos) y acompaña a mi hija en sus aprendizajes, y a su acompañante terapéutica (la seños Diana), que a pesar de que la conocemos hace muy poco, ya nos ha demostrado que es una excelente profesional y persona. Siempre digo que somos muy afortunadas con Faustina de contar con todas estas personas que conforman un equipo perfecto!

"Es tan lindo ver que eso por lo que uno lucha todos los días empieza a verse reflejado en la sociedad", me dijo Daniela, la maestra que acompaña el proyecto de inclusión. Es hermoso. Porque uno da la lucha por la inclusión cada día. Y esto es una buena noticia. Un gesto que hay que replicar. Un mensaje que debe llegar a otros. Cada día más chicos en las escuelas comunes están siendo incluídos y están siendo tenidos en cuenta desde su singularidad. Sólo espero que nuestra experiencia sea un aliento para otras familias, para maestros e instituciones, para ustedes, para todos los que vamos aprendiendo acerca de convivir, nada más y nada menos.

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jueves, 17 de octubre de 2019

Puro amor: del mito a la realidad

Ustedes saben que, siempre que puedo, aprovecho para desmitificar al síndrome de Down! Así que voy a aprovechar esta ocasión para tratar de hacer mi aporte para que dejemos de creer algo falso sobre ellos!

Solemos escuchar que son tiernos, puro amor o angelicales, pero la realidad, te aseguro, es que eso no es cierto. Es un mito más de los que circulan en torno a este síndrome. Quienes me conocen, ya saben lo que pienso. Pero tenemos muchas personas nuevas que nos siguen y nos apoyan y estamos tratando de que replique este mensaje: las personas con síndrome de Down no son puro amor!

Faustina posa con ambas manos en la cintura.

Cuando me dicen: "Faustina es un angel... es puro amor" porque la ven tierna en un video o en una foto, quisiera invitarlos a que vengan a mi casa y conozcan su otro lado, que cada niño tiene y que no es solo angelical, precisamente. Quisiera que vengan a mi casa cuando se enoja, cuando hace algo a propósito o cuando quiere dominar en una discusión! Si ustedes la vieran...!

Como cualquier persona, además de amor o ternura, Faustina también expresa sus sentimientos enojándose como cualquier niño. Se frustra, pelea, patalea, grita, se enoja... Les aseguro que no es ningún angelito!

Como toda etiqueta, decir que las personas con síndrome de Down son tiernas, inocentes o angelicales las perjudica, les hace daño, es una estigmatización. Sé que es difícil remover este tipo de pensamiento ya que está arraigado en el imaginario social, pero ya es hora que reflexionemos para poder conocer a las personas detrás del síndrome y como consecuencia saber que sus sentimientos se mueven en todas direcciones y que conocen el amor tanto como el enojo, el  odio, la frustración, la tristeza y el llanto.

Yo sé que ves una foto tierna de mi hija y me escribís que es un amor (porque lo es! Es tierna y es una amor y la llenarías de besos y abrazos!) pero lo que quiero es que no se confundan esas expresiones de cariño que nos hacen llegar tan genuinamente con la etiqueta que dice que son puro amor, como si su síndrome le trajera la ternura y la inocencia y no le dejara desarrollar otros sentimientos y emociones.

Algunas personas me dicen que todos los niños que conocen con síndrome de Down son dulces, aunque tengan sus momentos malos. Yo también conozco niños muy dulces que no tienen síndrome de Down y también pasan el enojo o hacen travesuras y sin embargo nadie les dice que son "puro amor"! Por qué a los niños que tienen este síndrome le adjudicamos el amor puro y a los que no lo tienen no?

La realidad es que las personas con síndrome de Down vivencian un abanico de sentimientos y emociones tan amplio como el que atraviesan todos los seres humanos. Porque son personas, no angelitos. Y aunque cada niño despierta en nosotros ternura y eso está perfecto, la etiqueta "ángel" o "puro amor" la debemos derribar a favor de la igualdad de las personas. Porque estoy convencida que "desangelizarlos" los hará ver las verdaderas personas que son.

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sábado, 17 de agosto de 2019

Es sólo una niña

Ella es sólo una niña. Una niña de cinco años, curiosa, creativa, activa, que le gusta cantar, bailar, pintar, jugar a las escondidas. Una niña que va al jardín de infantes, que tiene compañeros, que aprende, que ríe, llora, habla, camina, se baña, duerme, sueña, corre, juega.

Faustina mira un cuento sentada en un banco de plaza.

Sin embargo, recibe el calificativo de guerrera, luchadora, genia, inteligente... Y la felicitan por sus "logros", su "superación constante", su "valentía" cada vez que hace lo mismo o alcanza el mismo hito que cualquier otro niño. También la consideran especial, ángel, aniñada, inocente y dulce porque tiene síndrome de Down.

Ella ni siquiera lo sabe. No sabe que tiene una alteración genética. Síndrome de Down? Qué es eso? No significa nada para ella (ni para mí). Nada. Porque Faustina hace su vida normalmente y para ella es "normal" subirse a un tobogán o trepar un pelotero como puede, comer con cubiertos, que le lean un cuento, dar las gracias porque le regalé algo, vestirse para ir al jardín, que la abracen.

Sin embargo, muchas personas creen que eso que ella hace solo porque es una niña que va creciendo y aprendiendo cada día, como cualquier chico, para mi hija es un verdadero logro, un triunfo que alcanzó con superación, constancia y esfuerzo, cuando en realidad no hizo más que vivir cada día de su vida como una niña. Es todo lo que hizo. Es todo lo que es. Una niña.

No es una luchadora. Aunque lamentablemente va a tener que serlo para enfrentarse a limitaciones que le impongan los demás, para enfrentarse a las estigmatizaciones y andar el camino que elija quitándose de encima la mirada de los demás. 

No tiene nada que superar, solo tiene que seguir viviendo como persona única que es. Y sin embargo, tendrá que aprender a superar las limitaciones, los prejuicios, las etiquetas, los obstáculos y la discriminación que le impongan desde afuera la escuela, la sociedad, las personas, las instituciones y las interacciones.

Tampoco sabe que su vida es considerada especial. Ella convive con personas, participa de actividades, está escolarizada, pregunta, interviene, juega, disfruta y se angustia porque vive la niñez y la niñez es así para la mayoría de los chicos. Ella no es especial. Sólo vive esta etapa temprana y maravillosa de la vida como cualquier niño. 

Me pregunto si alguna vez podremos ver a los niños con síndrome de Down simplemente como niños. Como niños que necesitan el mismo amor que todos los niños y que necesitan padres que no duden ni un segundo que antes que nada son personas, bebés, niños y no un diagnóstico, ni una complicación, ni menos personas por tener esta alteración genética. 

No son una discapacidad, no son una condición, no son ángeles que vienen del cielo a darnos una lección de vida, ni a ser victimizados. No son seres de luz sino personas de carne y hueso, con identidad, con necesidades, con potencial, con dificultades, con talentos, como todos. 

No son inocentes, ni niños eternos, ni están enfermos por tener síndrome de Down. Son sólo niños y niñas que quieren vivir como tales y lo único que tenemos que hacer es respetarlos en su singularidad y darles todo nuestro apoyo para asegurarles que puedan vivenciar esa niñez sin etiquetas, sin limitaciones externas, sin prejuicios.

 Los niños con síndrome de Down o cualquier otra condición son sólo niños. Y eso es algo que siempre debemos recordar. Porque eso ayudará a cambiar la mirada y dejar de verlos a través de la discapacidad y de anteponer el síndrome a la persona.

Un muy feliz día, mañana, a todos los niños!

viernes, 14 de junio de 2019

Feliz día Buby: Faustina y su papá

Faustina lo ama. Y él a ella. Los veo abrazarse, jugar, charlar y me siento feliz de verlos felices. Hace cuatro años que se conocen y entablaron un vínculo como pocos, tan lindo y estrecho que él se convirtió en una persona muy importante para ella. 



Le dicemos Rudy pero Faustina lo llama "Buby". Lo conoció cuanto ella tenía una año y un mes y nosotros empezamos una relación. De a poco se fueron conociendo, aprendiendo uno del otro y disfrutando. Pero nuestra relación no funcionó y, aunque dejamos de salir, él continuó viéndola y compartiendo momentos con nosotras.

Un día Faustina me dijo "quiero Buby papá", "querés que sea tu papá?", le pregunté, "sí, quiero papá Buby", tenía tres años y él, sin lugar a dudas, se había convertido en su figura paterna. Todos los dibujos que veía, los cuentos, los chicos en el jardín tenían papá y yo ya le había explicado que ella no tenía papá. Yo había elegido ser mamá soltera con donante y era un tema para mí también que apareciera la figura de un papá. Pero Faustina quería uno! Y Buby era la persona que cumplía de alguna manera ese papel.

Cuando se lo conté a Rudy se emocionó tanto que lloró. La vida no le dio hijos, aunque lo intentó no había podido tenerlos, pero ahora Faustina, con su pedido, ponía en palabras que eso era un hecho. Faustina le ponía nombre a un vínculo tan amoroso como la relación padre-hija, hija-padre, que se manifestaba en cada abrazo, cuando jugaban, comían, se miraban, se extrañaban...

"Buby" no tenía la menor idea de cómo ser papá, y todo me preguntaba, pero fue aprendiendo. "Dejalo fluir", decía yo, porque no hay recetas, manuales ni fórmulas para ser padres. Tuvo muchos miedos sobre el rol pero nunca dudó sobre el sentimiento de amor y adoración que tiene sobre Faustina. Aprendió de largas noches sin dormir porque estaba enferma, de juegos y canciones, de risas y pataletas, de dar la mano para hacer una ronda o llevarla al baño, porque cuando está "Buby" todo lo quiere con "Buby"!

También aprendió que el vínculo que se construye entre padres e hijos genera no solo amor y alegría sino que también trae momentos de miedo, bronca, frustración, incertidumbres, angustia. Aprendió que uno puede reír de muchas cosas junto a un niño y, de pronto, lágrimas de emoción pueden caer de tus ojos en un instante. Que hay magia, alegría y también preocupación y cansancio.

Aunque no esté presente cada día y tampoco tome decisiones sobre mi hija, "Buby" está cuando lo necesitamos y se ha convertido no solo en la figura paterna para Faustina sino también en un gran compañero y amigo para mí.

No es el papá perfecto (él pretendia serlo porque creía que yo lo era). Nadie es la persona, ni la mamá, ni el papá ni la hija perfecta, porque somos seres humanos. Pero es el papá perfecto para Faustina que se siente contenida y amada, y lo ama así como es. De la misma manera que él la ama a ella. 

Mañana es el día del padre en nuestro país y es una ocasión muy especial para celebrar y desearle a "Buby" feliz día! Te amamos mucho y amamos compartir tantos momentos. Y aprovechamos para desearles feliz día a todos los papás!! Qué lo pasen súper con sus hijos queridos, esos tesoros que nos hacer ser personas diferentes y por los que daríamos cualquier cosa para verlos ser felices! 


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lunes, 10 de junio de 2019

Pictogramas: un buen recurso para la comunicación y la organización

Las dificultades en la comunicación y la desorganización de la conducta (hacé click en la nota sobre esto) pueden convertirse en verdaderas barreras para la vida diaria de las personas con discapacidad intelectual. El aprendizaje, los vínculos con los otros, la forma de expresarse, la atención, la comprensión de las actividades... todo puede ser difícil para un niño que no encuentra las palabras para expresarse, que aún no ha adquirido habilidades sociales o que se desorganiza fácilmente o pierde atención.

Faustina va colocando los pictogramas de los distintos momentos en el Jardín de Infantes.

Los pictogramas suelen ser un buen recurso a los que acudir! Un pictograma es un signo icónico dibujado (no lingüístico) que representa un objeto real o un significado. Son dibujos figurativos, simples y despojados de detalles que pueden entorpecer su lectura y comprensión, que atañen a lo concreto. Deben ser simples, claros y concretos en su diseño para permitir una accesibilidad cognitiva, es decir, que puedan ser comprendidos fácilmente.

Con Faustina, a pesar de que tiene muy buena comprensión verbal, se implementan en el jardín para realizar la agenda del día y también los estamos usando en casa para ayudar a transitar los momentos de rutinas. En el jardín, la maestra integradora aconsejó usar estos pictogramas para que Faustina conozca lo que va a pasar, pueda prever los momentos y las actividades que va a realizar y como recordatorios de lo que está haciendo o lo que está planificado. Se pensaron para evitar una berrinche al cambiar de actividad y potenciar sus posibilidades de organización del pensamiento, la información y la conducta. Se usan cuando las personas necesitan prever o anticipar qué es lo que va a ocurrir y, además de sistema alternativo de comunicación, sirven para guiar y organizar la conducta.

En la actualidad, es entendido como un signo claro y esquemático que sintetiza un mensaje o información sobrepasando la barrera del lenguaje, y con el objetivo de informar, señalizar u organizar. Los utilizan las personas con autismo, parálisis cerebral, aquellas que tienen discapacidad intelectual, o personas que los necesitan para comunicarse porque no pueden hablar o tienen dificultades en la comunicación.

En el caso de Faustina, los pictogramas que utilizamos con los de Arasaac (pueden entrar a través del link) y se usan para reforzar la comprensión del lenguaje oral y le permiten organizarse en cuanto a la información y las actividades que va a atravesar. Muchas veces le cuesta terminar o empezar una actividad, o se ve sobrecargada sensorialmente, o la información de lo que sucede a su alrededor va muy rápido como para procesarla, entonces entra en crisis, se siente desbordada, o desorganizada por no saber lo que va a pasar, o frustrada simplemente porque quería seguir pintando o en el tobogán y la actividad ya terminó! En su caso se utilizan para ayudarla en la organización y con ello poder potenciar sus vínculos, sus aprendizajes y su participación!

Como ejemplo sobre cómo se usan les cuento que en el Jardín de Infantes tiene pictogramas con los cuales va organizando la agenda del día: con su señorita va colocando un pictograma que representa el momento de conversación, luego sigue el de juego, ordenar, lavarse las manos, desayunar, leer un cuento, ir al patio, participar de la clase de educación física, ir a Inglés, etc. Si se quiere salir de una actividad, el pictograma le recuerda qué tiene que hacer o qué debe esperar que suceda luego. Cuando termina la actividad el pictograma con el dibujo de lo que estaba haciendo se da vuelta para indicar que eso ya terminó. Y se observa el que sigue para que vea qué es lo que viene.

Los pictogramas permiten que las personas puedan relacionarse y comunicarse, expresar sus ideas, sentimientos y opiniones, y logren participar en la sociedad, aprender, interactuar. Este recurso de comunicación visual es muy útil! No sabías que se usaba? pues comparte esta nota para hacerle saber a otros que es un buen recurso!


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martes, 4 de junio de 2019

Argentina en la final del mundial para jugadores con síndrome de Down

Es un hecho. Es historia. La selección Argentina de Futsal de síndrome de Down llegó a la final en el mundial que se disputa en Brasil y hoy jugará por la copa. Bajo el lema, "Nunca perdemos. Ganamos o aprendemos" llegaron con entusiasmo y esfuerzo a la final del campeonato.



Para llegar hasta acá, no solo se prepararon durante dos años sino que necesitaron abrir un fondo de colaboración para recibir el dinero que les permitiría hacer su sueño realidad y viajar por primera vez al campeonato del mundo que se realiza en Brasil.

Pertenecen a la Federación Argentina de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual y hoy juegan la final con el seleccionado de Brasil a las 19 horas en San Pablo.

Lamentablemente la transmisión de los partidos no está en ningún canal de televisión. Sin embargo, fue noticia en los medios de prensa y claro que se lo merecen; también es nuestra selección y nos representa. No solo nos muestran que son capaces de participar y aprender sino también que detrás de ello hay esfuerzo propio y de sus familias que fueron encontrando y construyendo espacios y oportunidades.

Quines quieran ver el partido de hoy pueden hacelo a través del Facebook, en la página de la Selección Argentina de Futsal síndrome de Down. Alentemos a nuestra selección que merece todo nuestro apoyo!

Mirate uno de los golzados que convirtió Zequi (te acordás de la nota del papá que hizo todo para que su hijo fuera incuido en el grupo de amigos de la escuela común? Este es su hijo! Releé la nota acá)


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lunes, 13 de mayo de 2019

La desorganización de la conducta frente a los cambios

Recientemente con Faustina nos mudamos y tuvimos que adaptarnos a cosas nuevas. Pero a ese cambio tan grande se sumó el comenzar en un jardín de infantes nuevo, compañeros, docentes, espacios nuevos, y tuvimos que transitar una etapa de mucho malestar y desorganización.

Faustina y yo reímos abrazadas.
Es que muchas personas con síndrome de Down o autismo, por ejemplo, necesitan prever las actividades y tener ordenadas las rutinas porque de lo contrario se desorganizan con sus conductas. No sólo los cambios traen esta desorganización. También sucede frente a situaciones de stress, desborde emocional o sensorial o frente a demasiada información que no llegan a procesar.

Si yo valoraba lo bien que se había adaptado mi hija a la nueva casa, cuando a la semana de mudarnos empezó el jardín pudimos sentir cómo le afectaron estos cambios. Es que ya mudarse es un cambio muy sustancial. El hogar es ese lugar seguro, de contención, donde cada uno tiene sus espacios, ya se conocen los modos de funcionamiento y están establecidas las rutinas que organizan tanto a los niños.

Al cambio de casa se le agregó el de jardín y si bien Faustina nunca se resistió a entrar a la nueva institución, sin embargo las consecuencias del cambio fueron muy palpable en otros aspectos. En principio, durante los primeros quince días se hizo pis en la cama cada noche. Además, su conducta se desorganizó y estuvo irritable, con berrinches, enojada y estresada de tanto cambio junto.

No era para menos. No era que no quisiera ir al nuevo jardín o no le gustara la casa, sino que extrañaba lo suyo, lo conocido. De pronto ya no tenía ni su casa, ni su jardín, ni sus amigos, ni nada! "Mami vamos a casita?", me pedía estando en la casa nueva. También varias veces me pidió ir al "otro jardín con sus amigos". "No te gusta el nuevo?", "Sí, pero también quiero ir al otro". Mi vida, mi amor, extrañaba, recordaba. Fue duro verla. Yo sufrí al punto que me pregunté si había tomado la decisión correcta en cambiarla de jardín. Y lloré mucho porque la desorganización de la conducta hizo que fuera difícil desde estar en casa, pasear o estar con otras personas hasta comportarse en el jardín de manera apropiada.

Los desbordes eran constantes, las berrinches insostenibles y yo me sentía agotada y superada por la situación. Pero solo había que esperar y darle tiempo. Ese tiempo necesario que todas las personas necesitamos para procesar lo nuevo. Esto me llevó a escribir esta nota y recordar cosas que debemos tener en cuenta frente a los cambios:

Paciencia
En primer lugar, tener paciencia con los procesos de cambio es fundamental. Todo no puede estar organizado de un día para el otro ni tampoco podemos ver rápidamente los resultados de algo que solo necesita tiempo.

Organización
Volver a establecer rutinas que ayuden a que los chicos se sientan seguros. Esto los ordena y les da tranquilidad. En el jardín, por ejemplo, implementaron el uso de agenda con pictogramas que le ayudan a Fausti a prever las actividades (no te pierdas la próxima nota sobre esto).

Contención
Entender que frente a una conducta desorganizada, una crisis o un berrinche, los chicos necesitan contención, que puedan atravesar las emociones y sentirse comprendidos. Tratar de que expresen lo que les pasa (dibujar, hablar, contar cuentos donde aparezcan situaciones similares, tener tarjetas con imágenes para expresar). 

Y aquí no hay que olvidar que nosotros los adultos también! A mi me ayudaron la psicóloga, el centro de estimulación de Faustina, la escuela especial, la escuela común, mi familia, entre todos fuimos conversando sobre lo que pasaba y acordando herramientas de acción.

Serenidad
Ya sé que es difícil. Pero cuando yo estaba desbordada en medio del caos, Faustina, que es una esponjita con lo que me pasa a mí, también estaba desbordada! Para que ella se organice tuve que organizarme yo. Serenarme frente a las incertidumbres, sentarme con ella y conectarme con sus necesidades o dejar todo y jugar y distraernos hizo que de a poco encontráramos la armonía para que todo funcione mejor. 

Buscar mis propios canales para expresar mi malestar con la situación también fue importante porque una de las cosas que aprendí es que para que Faustina esté bien yo tengo que estar bien.

Tiempo
El tiempo acomoda todo y a veces simplemente hay que dejarlo pasar. Ese tiempo es necesario para procesar los cambios, adaptarnos a lo nuevo, y de a poco conocer a las personas, los espacios, las reglas...
Tiempo al tiempo, dice el refrán. Nada puede apurarse, todo lleva su tiempo y si aprendemos a pilotear las tormentas la calma llegará pronto. Pero la calma no llega si primero no atravesamos la tormenta. En nuestro caso el temporal nos sirvió para aprender mucho, saber más de nosotras y nutrirnos mucho de los que nos ayudaron a transitarlo.

Ahora que pasaron más de dos meses de la mudanza y el cambio de escuela, todo está más organizado y superamos la crisis. Faustina está bien en el jardín y en la casa. Y yo también ya me adapté al cambio y a las nuevas rutinas y voy encontrando otros recursos para mejorar cada día.

Búsqueda de recursos
Si consultamos con las personas y profesionales adecuados, seguramente podrán darnos estrategias y recursos para implementar frenete a la desorganización: en nuestro caso tuve la fortuna de que hubo un trabajo desde la escuela, el centro de estimulación, la psicóloga y la maestra integradora que me ayudó a poner en marcha una serie de estrategias para transitar el momento y ayudar a Faustina a expresar el malestar, aceptar y adaptarse al cambio.

En la próxima nota va un recurso para padres: "Pictogramas para organizar la conducta". Ya está disponible la nota. hacé click en el enlace!

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jueves, 2 de mayo de 2019

Los trastornos sensoriales: hay que estar muy atentos a las necesidades de los más chicos

Anoche hablaba con Faustina de lo que le pasaba con los ruidos. A veces uso un oso grandote de peluche que le habla y con eso logro que le cuente cosas que a mí no quiere responderme. El oso la escucha y también le cuenta situaciones similares que vivió y como las resolvió. A Faustina le encanta conversar con el peluche, al que yo no solo le pongo voz sino también los gestos.
Finalmente pudo expresar que le molestan mucho los ruidos. Le contó al oso que los chicos en la sala gritaban mucho y que a ella le molestaba. "Dónde te molesta?", preguntó el peluche, "en los oídos", y se los tapó.

Faustina baila al ritmo de "Baby shark".

Con esto termino de entender muchas cosas que ya sabía pero no hasta qué punto le provocaban irritabilidad, malestar o crisis. Y es que lo vengo observando. Precisamente, en su cumpleaños estuvo muy irritable y supe que le molestaba que hubiera bullicio en casa y muchas personas a su alrededor (también le molestaba el contacto). El cumpleaños estuvo hermoso, los chicos lo disfrutaron mucho y Fausti también disfrutó de algunas cosas. En algún punto de adapta, se lo banca y se acomoda. En otros no.

Disfrutó de su show de baile y la música y de repartir cupcakes para sus amigos desde un puesto que le armamos para jugar. Pero, por ejemplo en el taller de arte que armé, no le gustó que hubiera una amiga tan cerca suyo. O por ejemplo, las personas que la quieren abrazar o se le acercan desde atrás a darle un beso reciben un gesto de rechazo. Pero lo peor de todo fue el inflable que le alquilé que estaba en otra habitación pero hacía muchísimo ruido y teníamos que apagar seguido.

Le disgustó muchísimo, le dio terror subirse porque perdía demasiada estabilidad (era muy blandito y nada firme) y el ruido que hacía era infernal. La tuve que sacar dos veces llorando y desistió de usarlo.

Cuando va a peloteros, disfruta lo que puede y sube a los inflables pero pide que  algún adulto la sostenga de la mano para saltar. Y suelen ser más firmes y duros que el que le tocó en casa. La ayudamos a trepar y va perdiendo el miedo a la inestabilidad. Aún le falta desarrollo y coordinación motora pero sobre todo tiene como desafío la integración sensorial. Poder conocer y procesar toda la información de este tipo la ayudará a tener mejores conductas con lo que le pasa.

Y eso que el cumple fue tranquilo, sin música alta, ni micrófono, ni animación de esas que excitan a los chicos. De todas formas se mostró alterada. Yo sufro de verla así, porque cuando está conmigo es otra nena y además porque es difícil consolarla, abrazarla o contenerla: no se deja. Recién se calmó cuando se fueron todos y volvimos a la paz de la casa.

Esto me hizo reflexionar otra vez sobre la necesidad de contemplar lo que las personas necesitan. Hace rato me vengo preguntando "los cumpleaños están adaptados y pensados para todos?" Y vengo escribiendo una nota sobre esto con la experiencia de una mamá de un niño con autismo (próximamente la podés leer en este blog). Porque es un gran tema para reflexionar y no dejar escapar.
Yo me di cuenta que, a pesar de sus trastornos sensoriales, a Faustina le encanta ir a los peloteros. Aunque se excita, los disfruta mucho y cuando la actividad que proponen es a todo volumen, ella no participa y se escapa a seguir jugando en los juegos.

Pero es hora de tomar conciencia sobre esto. La verdad es que no hay ninguna necesidad de ofrecerle situaciones cargadas de estímulos sonoros, ruidosos o invasivos que la perturben. Pero uno va aprendiendo sobre la marcha y no hay manera de no equivocarnos. Lo más importante es reconocer la necesidad y estar atentos a que nuestros hijos no padezcan estas situaciones y no los expongamos a ellas. 

Y además hacer saber a otras personas de estos trastornos que modifican las conductas. Porque si los demás tienen está información nunca caerán en el etiquetamiento de que por sus conductas un niño es una persona irritable o que da un empujón si se le vienen encima y eso lo convierte en maleducado, agresivo o malo. Si podemos entender que son los contextos los que ayudan o perturban a los niños, entonces seremos comprensivos y podremos conseguir las herramientas o estrategias que le harán la vida más amigable.



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jueves, 28 de marzo de 2019

Hay tiempos difíciles que transitar

Ser mamá sola por elección fue la mejor decisión que tomé en mi vida, sin embargo, tener que llevar adelante la vida cotidiana se hace muy difícil.

Faustina me abraza y sonríe junto a mí.
Con Faustina, que está por cumplir cinco años, somos felices, pero tenemos momentos difíciles que pasar, nos ponemos tristes, tenemos conflictos, reímos, lloramos, andamos a las corridas, disfrutamos y también sufrimos.

Necesito ponerlo en palabras porque muchas personas creen que por publicar fotos de Faustina riendo estamos siempre en ese estado. Y eso no es real. De hecho, nos pasa lo mismo que a todas las personas y las familias: pasamos tanto buenos como malos momentos.

Ahora nos estamos acomodando luego de la mudanza y tantos cambios tan recientes y juntos. Cuando yo pensaba que iba todo bien con el cambio de casa, a Faustina se le sumó el cambio de jardín y ahí no solo se nos desorganizó todo sino sufrimos las consecuencias de los cambios vividos.

Es por eso que casi no puedo escribir. Me lo paso solucionando cosas y llevando lo mejor posible este momento difícil, que de todas maneras ya vamos superando. Sin embargo, lo que más me preocupa es mi salud, que se ha desmejorado con el stress y sufre las consecuencias de no poder abarcar todo como lo hago.

Nunca les conté sobre lo que me preocupa de mi salud. Pero es hora. Además de una osteoporosis y problemas con mis articulaciones sufro de tremenda fibromialgia, entonces mis músculos se entumecen y duelen, igual que mis huesos, tendones y articulaciones. Y cuando hablo de dolor me refiero a dolor severo que me hace salir lágrimas de los ojos, entumecimiento que no me deja usar las manos, apoyar los pies de tanto dolor, manejar o atender a Faustina.

Es una enfermedad autoinmune que hace picos cuando paso situaciones emocionales o de stress que me sobrepasan. No soy capaz de transitar estos momentos sin que el cuerpo se resienta. La cantidad de cosas que tengo que hacer sola, que a veces realmente no sé cómo las hago igual con tanto dolor, obviamente supera toda capacidad humana y le pasa factura al cuerpo.

Ya estuve con tratamiento específico para recuperar masa ósea y muscular pero lo abandoné porque siempre hay algo que resolver que no puede esperar. Atender a Faustina, hacer trámites que no puedo dejar de hacer, ir a trabajar, llevar al médico a mi hija, que no falte la comida... la organización de la casa, los días y lo cotidiano hacen que lo urgente desplace lo prioritario: la salud.

Se me hace difícil y agotador hacer todo esto sin ayuda y con el estado de salud comprometido. Juro que hay días que no puedo mover los dedos de las manos, que me duele cada nudillo de los dedos, las muñecas, los tobillos, los dedos de los pies, las caderas... Pero lo que más me complica son las manos que es como si no las tuviera, pues casi no las puedo usar. No puedo agarrar un cuchillo para untar una tostada, ni subir una persiana, ni desenroscar la tapita de una botella para servirle jugo a mi hija, ni levantarla para sentarla en una silla, ni manejar sin dolor, ni agarrar una frazada, ni colgar la ropa, ni colocar los dedos en la manija de la taza de té, ni tipear en el celular, para que se den una idea.

Es decir, lo hago igual, pero con movimientos torpes y con un dolor tan intenso que solo quiero llorar y que pase. En ese momento lo único que pienso es "tengo que encontrar el tiempo para hacer los tratamientos". Pero nada es mágico, ni pasa porque uno lo desea sino que hay que hacer cosas para que pase. 

Es por eso que este año decidí tener como prioridad la salud. Ya saqué los turnos con mis médicos, aunque ya perdí alguno porque se van complicando las cosas. Pero lo puse como prioridad, porque sé que es primordial, y sin embargo tuve que operar a Faustina, luego mudarme, se vino el cambio de escuela, empezaron las clases y aquí estoy otra vez, empezando de nuevo a organizarme.

Nada es fácil estando sola. Hay cosas que no puedo delegar, no hay muchas personas a las que pueda recurrir, y siempre se van presentando circunstancias que no esperaba. Sin quererlo, me lo paso haciendo trámites, buscando papeles para la obra social o solucionando inconvenientes domésticos. 

"Poné prioridades", me dicen mis amigos, pero ni siquiera puedo cumplir estas prioridades que les digo como atender a mi hija, llevarla al jardín, ir a trabajar, hacer las compras, cocinar, bañarnos, los trámites, dormir! No hay nada que no haga que no sea prioritario! Y siempre surgen cosas nuevas que ya no entran en mi lista de lo que verdaderamente tengo que hacer.

Y en qué momento entonces hacer mis tratamientos, ir a alguna actividad deportiva, de rehabilitación, ir a los médicos, hacer estudios... En qué momento me pregunto todo el tiempo. Cómo lo hago?
Pero tengo que encontrar la manera. Por mí y por Faustina. y es por eso que fui tratando de no sumar cosas nuevas que me quiten tiempo y esfuerzo para poder cumplir el objetivo prioritario: dedicarme a mi salud.

Por esta razón muchas veces ya no puedo escribir para el blog (aunque tengo todos los días muchas cosas que contar!), o dedicar tiempo a las redes sociales. Y por ello les pido me disculpen pero también que me sepan entender. Yo sé que voy a superar esta dificultad como he superado muchas otras en la vida. Y también sé que, con el corazón lleno de cariño, van a estar ahí para alentarme. 

Ayúdennos teniendo paciencia que ya voy a publicar videos, notas y fotos con Faustina para seguir con la meta de mostrar que las personas con síndrome de Down pueden tener una vida común si les dan oportunidades de hacerlo. Nunca quisiera abandonar esta causa que me lleva a escribir porque creo que verdaderamente podemos hacer mucho para dejarle a las generaciones que siguen un mundo mejor. 

Gracias por tanto que nos dan. Todo mi amor,

Erica

sábado, 9 de marzo de 2019

Faustina se adapta a los cambios, y yo?

A mi hija Faustina le faltan menos de dos meses para cumplir cinco años y a tan corta edad ya me ha enseñado que puede transitar los cambios mucho mejor que yo. Cambio de jardín, de maestros, de compañeros, de rutinas, de casa, de espacios... Y sin embargo, ella parece adaptarse rápidamente a todo lo nuevo.

Faustina y Jazmín se abrazan en la despedida a sus compañeritos de jardín.

Para empezar, nos mudamos de casa y de localidad hace apenas una semana y es como si Faustina hubiera vivido hace mucho tiempo aquí (pronto les escribo sobre este proceso).

Pero la mudanza no fue el único gran cambio por estos días. El lunes empezará en un nuevo jardín de infantes y acá les confieso que lloré tanto por esta decisión que aún me estoy reponiendo. Es que Fausti fue al mismo jardín durante tres años, desde jardín maternal.

Desde hace tiempo estaba buscando vacante en otro lugar donde ella pudiera cursar el preescolar y quedarse al nivel primario y secundario. Pero no solo no es fácil dar con una buena institución educativa. Sino también las familias que tenemos hijos con síndrome de Down tenemos la lista de escuelas acotadas porque sabemos que nuestros hijos necesitan algo más de dedicación y no podemos mandarlos, por ejemplo, a una escuela con 42 chicos en un aula, como hay muchas en la provincia de Buenos Aires.

Todos buscamos una escuela inclusiva y necesitamos encontrar el proyecto institucional más adecuado para hacer un buen tránsito por la escuela común.

Lo cierto es que el mismo viernes que nos estábamos mudando (que era el último día de vacaciones antes del comienzo de clases) me llamaron del jardín que pretendía para Faustina. Había una vacante disponible para ella! Imagínense la emoción que sentí.

En medio del caos de la mudanza, que significa muchas cosas y es tan movilizante, corté el teléfono luego de que me avisaran de la vacante y me largué a llorar. Tenía poco tiempo para resolver muchas cosas juntas y estresantes: terminar de mudarme, ver si la.escuela especial podía enviarnos su servicio de apoyo a la inclusión con maestra integradora, reunión en la nueva escuela, despedida en la vieja, conseguir uniforme y sobre todo preparar a Faustina para semejante cambio.

Así que el 6 de marzo Faustina no inició las clases como todos los chicos sino que comenzará este lunes! El jueves tuve una reunión y la llevé al nuevo jardín y les aseguro que mientras yo lloraba tanto cambio junto, Faustina jugaba con los chicos en el patio, participó de una clase de educación física, tomó un desayuno con el grupo, y conoció a su señorita y su sala nueva.

"Los chicos se adaptan rápido", me decían, pero eso no es verdad para todos. Yo misma sufrí muchísimo cuando me cambiaron en primer grado, al punto que me tuvieron que volver a regresar a la escuela que iba. Así que tenía miedo que Faustina sufriera y no lograra adaptarse al cambio.

Pero resultó que a mi hija le encantó ese jardín. Salió contenta diciendo que quería volver. Y después de despedirse el viernes de sus compañeros del jardín anterior (vale otra nota aparte sobre esto porque fue muy hermoso) a partir de este lunes Fausti irá a la "Sala aventuras" de un jardín nuevo, donde la estaban esperando y la recibieron muy bien, con la amorosa seño Dai. Un lugar donde ya tienen experiencia en inclusión y son muy contenedores.

Yo estoy muy contenta con este cambio, era lo que buscaba, y a la vez tuve que atravesar la angustia de dejar atrás el jardín que la recibió a Faustina desde.tan chiquita, los compañeros que la adoran y a quienes ella adora también y el grupo de mamás tan especiales que me tocó allí (también escribiré sobre ello porque no siempre uno encuentra estos grupos tan hermosos).

Faustina también está contenta con el nuevo jardín al que irá y a la vez extraña a sus amigos y me lo dice. Pero esta dualidad es parte del cambio. Cuántas veces nos alegramos por alcanzar algo y a la vez nos entristece dejar lo que se termina?

Pero como me dijo una persona en estos días tan movidos para nosotras: "el cambio les suma. No tiene porqué restar. Puede seguir viendo a sus amigos y compartir experiencias con ellos y hacerse de otros nuevos".

La vida misma es cambio constante así que también es un aprendizaje fundamental para Faustina. Sin dudas, yo creo que aunque fue dolorosa tomé la mejor decisión. Y esto también me lo hizo ver otra persona: "que Faustina salga de su zona conocida para tener otras experiencias es algo bueno para ella"!


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