Al principio, todo fue incertidumbre. Si bien me sentía
tranquila porque sabía que Fausti, a su debido tiempo, iba a lograr muchas
cosas, el problema fue la ansiedad. Cuándo, cuándo, cuándo. Yo quería saber
cuándo Faustina iba a sentarse, a caminar o a hablar, por ejemplo. Jamás había visto cómo era el desarrollo de un bebé con este síndrome y, por lo tanto, no sabía qué esperar. La ansiedad
me mataba.
Ahora me pregunto para qué quería saber eso. ¿es que uno
siempre quiere tener certezas sobre cómo
Desde chiquita, Faustina comenzó fortaleciendo su tronco estando un ratito boca abajo cada día |
A medida que pasan los meses, voy comprendiendo más acerca
de respetar los momentos y disfrutarlos. Disfrutarlos mucho. Porque con una
beba en casa, todo pasa rápido! De un mes para el otro, Faustina aprende a pasos agigantados y
hace tantas cosas nuevas que me resulta asombroso ver su crecimiento. Y en
definitiva no importa si logra caminar a los 12 o a los 16 meses, no?
Además, si queremos que a nuestros hijos los respeten con
sus falencias y habilidades, debemos empezar por nosotros mismos. Respetar los
tiempos, valorar los logros y dejar de preguntarnos cuándo, porque cada uno
tiene sus propios tiempos y maneras de alcanzar las metas.
La primera vez que fui a la estimuladora temprana lo primero
que le pregunté fue si Faustina iba a sentarse, a caminar y hablar. Claro que
va a hacer todo eso! No es que no supiera que las personas con este síndrome
caminan, hablan o se sientan. Por supuesto. Pero me preguntaba cómo iba a
alcanzar todo eso si me decían que debido a la hipotonía que tenía, es decir,
el bajo tono muscular, quizás le costara sentarse, por ejemplo. Y es que el
tono muscular se desarrolla con estimulación. Eso le permitió a Faustina
tonificar sus bracitos, que al principio eran flojitos y ahora no para de
moverlos para agarrar juguetes o llevarse cosas a la boca! También sus piernas
y los músculos de su espalda que fueron un blanco muy importante para
fortalecer.
Desde muy chiquita, Faustina comenzó con algunos minutos
diarios acostada boca abajo. En seguida intentaba levantar su cabecita. Es
importante que le pongas al bebé un juguete adelante o algo que le llame la
atención. Esto que parece una tontería tiene mucha importancia para cualquier
bebé. Gracias a eso, mi hija logró controlar su tronco rápidamente lo que hizo poder
avanzar hacia otras cosas: rolar, sentarse, girar la cabeza en busca de objetos
que se mueven…
Al final, uno se da cuenta que las respuestas al cuándo son
únicas para cada bebé y para cada persona. Y tener un bebé con síndrome de Down
no es demasiado diferente del resto. Por lo menos en mi caso, nada del otro
mundo. Simplemente, hay que tener un poquito más de paciencia y un poquito
menos de ansiedad.
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